Capitulo
10- ¿Freyja?
-Vaya día. Dijo John acomodándose en el asiento
mientras Vel sostenía otro libro, este tenía la pasta gruesa y era color Rojo.
-Si lo sé. Le respondió cerrando el libro.
Ambos habían tenido un largo día, se encontraron
de tope a un grupo de Zombies normales, eran una enorme cantidad, y a pesar que
hubo ningún muerto fue sumamente pesado, por lo que quedaron exhaustos.
-¿Qué lees?
Pregunto John quitándose la chamara. -Pareces muy
interesado.
-Lo sé, es que este libro es increíble, ¡Una joya
de literatura!
Dijo Vel emocionado. -Es de un dios llamado
Freyja.
-¿Freyja? Qué raro, ¿no es nombre de mujer?
-Si, pero en este libro es una deidad creada por
humanos a base de plumas de dioses, sangre de demonios y un alma humana. Por lo
que se denomino Freyja, data del siglo catorce. Decía Vel interesado.
-Suena genial. Dijo John sin entender alguna
palabra que decía Vel.
-Si, es el primero de siete. Llamados los siete
pecados capitales. Susurro un poco Vel al notar que era muy noche.
-¡¿Qué?! Esa cosa parece un ladrillo, ¿cuántas
hojas tiene?
Pregunto John sorprendido.
-Tiene mil doscientas treinta y cuatro, y es el
primero, Gula, no van en orden pero igual son geniales. Dijo Vel tranquilamente.
-Será mejor que duermas, no quiero tener que
despertarte a besos. Bromeó John.
-Si lo intentas, no me hago responsable de que
acabes con el ojo morado. Comento Vel acomodando el libro carmesí en una
mochila llena de otros ejemplares similares, pero de diferente tonalidad.
-¿De dónde lo sacaste?
Pregunto John cuando se cambiaba la camisa y se
ponía una ropa cómoda.
-Una de esas cosas tenía cargando algo en su
espalda, entonces cuando lo mate cheque que era, y eran estas joyas, solo he
podido leer doscientas hojas. Dijo Vel mientras volteaba para no ver el torso
de John.
-Eso es mucho. Admitió John.
Es cierto que a Vel le encantaba leer, a veces
leía un libro al día si tenía uno y tiempo libre.
-Es mejor que descansemos. Recomendó John.
-Lo sé. Admitió Vel.
-¿No te vas a cambiar?
Pregunto extrañado John.
-Claro que si... Solo que... No quiero que me
mires. Susurro Vel sonrojado y con un puchero en boca.
-¿Qué, por eso?
Dijo John entre unas ligeras carcajadas. -Pero he
vito todo. Y cuando vio a Vel, él lo fulmino con la mirada. -Bueno no y ya...
Pero enserio, somos pareja.
-No, no lo somos. Dijo Vel enojado y rojo como
tomate.
-Como digas. Dijo John con una sonrisa
satisfactoria, le gustaba ver a Vel así, y susurro al oído.
-Pero enserio... ¿No crece más?
-¿Qué cosa?
Pregunto Vel con mucha duda.
-Ya sabes. Dijo John recorriendo con la mirada a
Vel hasta llegar por en medio de las piernas.
-¡Eres un maldito pervertido!
Casi grito Vel golpeando a John, y este reía.
-Guarden silencio. Dijo Paty susurrándoles.
Ya a altas horas de la noche, John se encontraba
en sus sueños más profundos, que seguramente tenían que ver con Vel. Él en
cambio...
Vel estaba en un laberinto de ramas, ramas toscas
y vivas, fuertes como un hombre lleno de músculos, enormes que incluso parecían
serpientes gigantes. Hojas verdes como esmeraldas recién pulidas en las que
tapaba la sombra fresca y silenciosa., y como crisoprasa en las hojas que
llenaba de luz todas las hojas, estaba en un bosque. Con un sol radiante y
cálido, se sentó en un tronco fuerte y con mucha variedad de cafés, el piso no
eran hojas secas ni tierra, ni un pasto majestuoso aún, sino, era de cristal:
Un cristal tan puro y resistente, traslucido como el agua con un ligero tono grisáceo
y blanco, una pieza sin igual.
-Vaya... Parece que te fascina este lugar.
Recito una voz que desconocía, una voz masculina
más no muy gruesa ni fuerte. Algo gentil.
-¿Quién eres?
Dijo Vel girando la cabeza.
-Tranquilo, yo también amo este lugar... Es tan tranquilo.
Hablo nuevamente la voz, cuando Vel se dio cuenta,
una figura se marcaba en una cascada de agua pura y cristalina, tan cristalina
que deformaba la silueta con los rayos del sol.
-Soy alguien a quien estas conociendo.
-¿John?
Dijo Vel.
-No. Dijo la voz exaltada.
La voz era masculina sin duda alguna, algo aguda,
pero apaciguada y muy confiada.
Cuando salió del agua, era un joven. Con una edad
próxima a los quince años, con el cabello blanco como la verdad, de piel
morena, con una altura regular, quizás un poco más alto que Vel, y delgado, con
músculos marcados. Vestía pantalones grises, una camisa blanca sin dibujo
alguno, descalzo y unos ojos muy peculiares, incluso, extraños pero
fascinantes.
Ojos color morado con destellos rosas y sombras
rojizas como un diamante, solo eso se acercaba a semejantes bellos ojos,
algo se le vino a la mente, eran como los diamantes amatista, con brillos de
una alejandrita y sombras de espinela todos unidos en uno, sabía esa
descripción gracias a unas joyas que tenía su madre. Con una mirada llena de
amabilidad y una sonrisa de oreja a oreja, se acerco a John.
-El piso es de feldespato, una piedra semipreciosa
también denominada, La piedra de la luna.
Dijo el joven de ojos extravagantes.
-Mi nombre es Vel. Dijo él presentándose a sí
mismo, y mirando detenidamente al otro.
-El mío lo sabes, pero es un secreto. Comento el
otro.
Cuando miro detenidamente noto como unas alas
grandes lo cubrían, alas con una silueta demoníaca pero llena de plumas
angelicales, de un color gris y relieves azules, como una tanzanita.
-Es hora de irte... Pronto nos veremos, solo nos
queda esperar.
Dijo él chico, y Vel empezó a ver como del piso
diamantes enormes los separaban y cubrían al otro chico, ópalos, granates,
cuarzos y topacios cubrían las alas y cuerpo.
Cuando las hojas que lo rodeaba le caían en sima.
Cuando por fin soltó un aliento algo gélido y
logro abrir los ojos, noto como John se acercaba y lo besaba.
-¿Qué haces?
Dijo Vel inexpresivo enarcando las cejas.
-Dije que si no te levantabas temprano te
despertaría besándote. Dijo John.
-¡Pensé que estabas bromeando! -Dándose cuenta que
era de día y alguien podía verlos- Estamos en público. Dijo Vel agachándose.
-Tranquilo, todos salieron a pelear, estamos
solos.
-Ya veo... No has hecho nada ¿verdad?
-Claro que no, solo quería dar el gusto de
levantarte.
-Bueno... contra ¿Qué salieron a
pelear?
Pregunto Vel rascándose la cabeza.
-Te acuerdas de los insectos que íbamos a
enfrentar la vez pasada, púes nos siguieron.
-Claro. Respondió Vel.
Lo que había pasado la vez pasada fue un tanto
extraño pero gratificante.
Cuando todos estaban listos para pelear, Albert
dio aviso de que los insectos se habían desviado para atacar a otro grupo de
sobrevivientes que se interponía, por lo que les había dado tiempo suficiente
para que se dirigieran a otro lugar, Albert se sentía aliviado y no quería
pelear una pelea de la cual no estaba seguro ganar por la falta de alimento y
sueño. Pero pasando el miedo y nerviosismo que generaban en los corazones ya
angustiados de los jóvenes, se dedicaron a recolectar comida, pescaron y
encontraron fruta cerca del lago, se quitaron un problema de la espalda.
Entonces, se alejaron y dejaron que los demás
sobrevivientes murieran. Para Albert fue gratificante.
Pero los insectos lo habían seguido y ahora
estaban más que listos, todos en formación y esperando la orden de Juria de atacar.
John y Vel salieron del camión con ropa abrigadora, John con jean's azul
obscuro y una chamarra gris, Vel con jean's negros y una chamarra gruesa color
rojo, caminaron a un bosque, casi igual al del sueño, el piso estaba lleno de
hielo y los árboles regocijaban de hojas brillantes y verdes, como diamantes.
¿El invierno los había alcanzado tan pronto?
No, solo se acercaron mucho a una montaña, en la cima.
Estaba hecha una réplica del sueño de Vel, giro a ver a John y los demás;
Estaba Juria, Brun y Jey en la delantera girando y
hablando de sus armas, con lanzas y espadas en mano se preparaban para degollar
cabezas y reventarlas contra el hielo y árboles que estaban rodeándolos. En la
parte de atrás, y arriba de los camiones estaban jóvenes con armas apuntadas,
Paty estaba en lo más alto de todos, en la cabeza del camión de Albert con
hilos seguros e inquebrantables y esparcidos por todo el lugar. Togam se
encontraba en otro camión alado de Paty con su pesada arma ya lista para
disparar.
John lo beso antes de ir corriendo a reunirse con
Jey y los demás, con su espada doble en mano. Vel se poso en un pedazo de
cristal frío y puso se pesada M107 Barrett.
Apunto y espero, mientras pensaba en que
significaba aquel sueño tan extraño.
Cuando noto una figura delante de él, giro
violentamente la cabeza y se encontró con el joven de antes, igual. Con piel
color canela, cabello de plata y ojos de diamantes, solo que sin la vestimenta,
llevaba ropa de alpinista café y sin sus majestuosas alas. Este solo dijo;
-Aún no es hora. Y se alejo entre árboles.
Vel se levanto y quiso gritarle, salir corriendo
tras él, pero escucho una orden. De Albert.
-¡Se acercan!
Repitió fuertemente.
Vel tuvo que resistir su gran impulso, se sentó y
apunto, solo pensaba en quien era esa persona, ¿de donde había salido y como es
que la encontró?
Solo dijo su hermana corriendo hacía él, saliendo
hábilmente del camión donde se encontraba y no la veía desde hace ya un mes.
-¡Tu puedes!
Dijo irónicamente con una pequeña pistola en manos
se acerco a Vel, pero del montón de nieve salió un Quimer un poco descompuesto
y se acerco a Anny.
Vel giró bruscamente su arma, y sintió como sus
huesos le dolieron fuertemente, pero no le importaba.
Apunto de disparar, solo pudo apreciar esa cosa
caer sin cabeza y su hermana con una mirada asesina le hizo seis agujeros en el
estomago al Quimer. Y un destello de una espada negra giraba y con un hilo
débilmente brillante y transparente lo jalaba, deteniéndola y haciéndola
regresar a la oscura penumbra de hojas.
Escucho como las balas reinaban en el campo, y su
hermana le hizo una señal de que volteara, cuando lo hizo todos abrían fuego.
¿Quién lanzo esa espada negra? ¿Cómo paso todo
eso? ¿Cómo reconoció al chico? ¿Habrá sido él quien la lanzo? Vel no lo sabía.
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