Capitulo 11- Compasión
-¡Anny!
Grito Vel, pero Anny estaba tranquila.
Cuando llego con Vel, ella esbozaba una sonrisa cálida, como si no
hubiese sucedido nada.
-Anny, dime ¡¿Qué rayos haces aquí?!
Dijo Vel enojado y con un tono de preocupación.
-Lo siento, es que solo quería ayudar. Dijo Anny apenada y con un
tono titubeante. Y Vel solo soltando aire.
-Regresa al camión, no te pongas en peligro. Recito Vel señalando
su camión.
Anny con algunas lagrimas en sus ojos, se va corriendo aventando
el arma al suelo, Vel no le pone tensión a eso y sigue señalando el camión
indicando que se fuera para haya.
-¡Vel!
Grita alguien, Vel al escuchar su llamado volteando solo para
notar que era John indicando los saltamontes enormes.
Con un exoesqueleto de color verde y café, de un tamaño
descomunal, la cabeza llega a la cintura de un adulto y la mandíbula
horrorosamente cubierta de sangre con unos pequeños colmillos, más no
indefensos, y al final de su cuerpo, esta un aguijón del tamaño de un
antebrazo.
Vel se queda inmóvil unos cuantos segundos, pero retoma la
consciencia tras escucho otro grito.
-¡Vel rápido!
Era John, pero este se lanzo junto con Juria, Jey y Brun a esos
insectos.
Vel se puso en marcha, agachándose y apuntando finamente, logro
encestar cuatro balas en la cabeza de esas cosas, pero algo no cuadraba. Eran
más de esas cosas.
En lo alto de los camiones estaban Paty y Togam. Togam apunta
feroz y fuertemente, solo piensa en acabar con esto e irse a dormir. Y dispara
bala tras bala destrozando los cráneos y extremidades de las bestias,
dejándolas tiradas o asesinadas.
Paty respira profundo y tensa un poco los músculos, levanta los
brazos con los hilos colgando de ellos, en ese instante abre los ojos y hace
una vuelta, empieza a maniobrar las manos con ciertos pasos, y va levantando
lentamente los hilos hasta lanzarlos fuertemente y atravesando a las cosas que
saltan y tratan de volar, Paty se va cansando poco a poco, ya que los
movimientos son muy complejos y ponen prueba su equilibrio. Un error, y
caerá.
-Eres fuerte. Dice Togam recargando y con una mirada inexpresiva.
-Ah... Gracias por el cumplido. Le responde Paty con una sonrisa
pero se esta quedando exhausta.
-Dime, ¿Cómo te llamas?
Pregunta Togam apuntando y disparando unas dos balas.
-Paty, el tuyo es Togam ¿no?
Dice Paty jalando los hilos para hacer una ola de hilos y cortar
efectivamente a los insectos.
-Si. Responde Togam mientras dispara sin espacios.
-Eres muy inexpresiva, ¿por qué?
Pregunta Paty azotando el otro pie contra el camión para no caerse.
-Es que solo acato ordenes... Nada más. Dice Togam mirando extremadamente
a Paty y dejando de disparar al oír la pregunta.
-¡Púes eso no esta bien! Tienes que sonreír. Habla Paty y se pone
en postura. -Te ayudare a expresarte mejor.
-Gracias, pero no- Siendo interrumpida por Paty
-Pero claro que si, después de esto iremos por comida. Comento
Paty entre dientes empapada por el sudor.
De la nada un insecto aparece de atrás y se levanta para
arrancarle la cabeza a Paty, pero ella no tiene la velocidad para restarlo con
los hilos, además, esta muy cerca.
Pero Togam le revienta una bala en la cabeza con una pistola
sencilla que saca de su bolsillo.
Paty queda por un momento inmóvil, pero regresa la cabeza para
darle una sonrisa a Togam, de inmediato empieza a moverse levantando los hilos
y ponerlos en marcha como finas espadas flotando el aire siendo manipulas por
una hechicera.
Togam sigue disparando con una cálida sonrisa y se percata que ya
no tiene balas dentro del arma, por lo que se da la vuelta para tomar más, pero
queda impresionada al ver que ya no tiene nada, y al girar la cabeza al campo
de batalla se percata de que son más de los que había dicho Albert.
Quizás haya sido una sorpresa de mal humor que les jugo, o
simplemente quería ponerlos a prueba. Al final y al acabo es el líder.
Se levanta y saca la pistola.
-¿A donde vas?
Pregunta Paty moviéndose más lento para poder hablar.
-Me he quedado sin balas, necesito ir por más. Tengo la pistola de
mano, no te preocupes. Le responde Togam y deja a Paty tranquila. Salta desde
lo alto hasta el piso rodando para detener el impacto se levanta y dispara
eficazmente derribando a los insectos que le aparecen delante, ella tiene que
dirigirse al camión de las mujeres donde están las balas de su rifle.
Corre y dispara sin alguna expresión en su cara, pero algo la
detiene en su trayecto.
Un escorpión de un metro y medio la derriba, saliendo por debajo
de unos arbustos que ella no noto, trata de levantarse pero es empujada por
otro escorpión que sale del mismo arbusto.
Si esta pelea fue una broma de Albert, es una muy mala broma.
Si es una prueba, ha sido muy drástico.
Togam dispara y logra derribar a uno, ya que son protegidos por
una coraza que impide el avance de las balas. Pero se queda sin balas, y al
levantarse y tratar de correr, es detenida por un tercero que aparece por un
costado del camión, ella queda seria... Pero siente como el miedo se va
apoderando de ella, aprieta los dientes para no gritar y perderse en el abismo
de la incertidumbre, retrocede hasta la pared de metal frío del camión, intenta
alejarlos con patadas pero estos, son persistentes. Hasta que por fin grita.
-¡Brun!
Él escucha el grito y deja a Jey atrás, corriendo en busca de la
voz que la llama, sabe quien grito.
Juria queda extrañada y gira para ver la posición donde se
encontraba, pero no esta hay. Trata de huir, pero hay mucho, demasiados.
Togam patalea tratando de alejar las cosas, pero estos la toman
con sus pinzas de las piernas y la arrastran. Togam puede ver los ojos de
diferentes tamaños encima de ella, negros y brillosos, como cerezas azules de
un tamaño horripilante.
Pero uno de ellos cae sobre el piso, y otro gruñe, el que sostenía
a Togam del pie, se aleja y trepa a un árbol. Togam logra notar que el escorpión
que cayo, tiene un enorme orificio en medio de todos los ojos, y el que gruñe
sangra de la garra izquierda y cuelga débilmente la otra.
Este se estremece y levanta su aguijón en dirección de Togam, pero
ella esta preparada para esquivarlo, con la mirada seria y frunciendo dobla las
rodilla preparándose para saltar.
El escorpión desciende su aguijón y Togam salta para un lado y
corriendo en dirección es este, el arma que atentaba a ella se encuentra
atrancado en el suelo, y ella aprovecha esto para tirarle la pinza que colgaba,
el escorpión grita pero lo patea en la mandíbula haciéndolo tambalear y siendo
atravesado por grandes fusibles y dejándolo tirado, con enormes agujeros en el
cráneo, cola y tórax de este.
Togam gira en dirección de quien disparo y logra ver un individuo
tapado por una sombra intensa de los árboles, escondido en estos resalta un
cañón, una KSVK 12.7.
Este dispara en dirección de ella, Togam se agacha y gira, solo ve
la punta del aguijón reventado, el escorpión gruñe y lloriquea, eso parece,
pero este se lanza a Togam abriendo las pinzas para cortar a Togam, siendo
frenado por las balas es llenado de fusiles, quedando tendido sobre el suelo.
-¡¿Estas bien?!
Grita el individuo que esta en el árbol, este se deja caer y corre
en dirección de Togam, ella inmóvil mí con ojos abiertos, que reflejan el cielo
azul como aguamarina.
-Si... Gracias. Dijo Togam impresionada.
Era un joven, de alta estatura, fuerte y con músculos, cabello
amarillo como el oro algo largo, que tapaba los oídos y llegaba un poco
abajo de la nuca y ojos amarillo verdoso como el crisoberilo recién
pulido, piel blanca y con algunas pecas en las mejillas. Con un chamarra negra
abierta, una camisa azul marino marcaba algunos músculos, jean's roto de las
rodillas y unos tenis blancos. Togam y el joven se quedaron mirando por un
largo momento, Togam apreciaba sus ojos amarillos y sombras verdes, que
mostraban la gente tan alegre y gentil que es.
-Oh... ¿Cómo te llamas?
Pregunto Togam apartando la mirada hacía el suelo y sonrojada como
un tomate.
-Mi nombre... Es Jeim Enric. Dijo el joven encogiéndose en
hombros.
-¡Togam!
Interrumpió una voz familiar, ambos voltean y encuentran a Brun.
-¿Qué paso? ¿Jeim? ¿Qué haces aquí?
Pregunta Brun cansado por la gran corrida que hizo, Togam se
acerca abrazar a Brun, y Jeim le explica;
-Estaba probando el arma que encontré en la parte inferior del
camión, y después de algunos disparos logre dominarla, pero cuando escuche un
grito de auxilio voltee y vi que Togam estaba rodeada por tres escorpiones, si
ni fuese porque no encontré espacios libres donde ponerme, no la hubiera
salvado, estando en un árbol con un arma tan pesada, me sorprende no haberme
caído.
-Es cierto, el me salvo. Admitió Togam separándose. -Bueno... yo
lo venía por unas cuantas balas, no es nada más.
-Pero...
Dice Jeim mientras Togam corre en busca de balas, Jeim y Brun se
quedan mirando unos cuantos momentos, y después de ríen.
-Linda chica. Dice Jeim.
-Si, es muy bonita y linda. Admite Brun.
-Cuídala. Dice Jeim al oído de Brun, este se aleja y ambos
regresan a sus posiciones.
Al frente de la pelea, Jey, Juria y John pelean con los saltamontes,
teniendo cuidado de no ser rasguñados por sus aguijones de atrás.
-Son muchos... He matado veintiséis. Dice Jey respirando
cortadamente.
-Yo veinticinco. Juria habla apartando cadáveres para no caerse.
-Treinta y nueve... Pero según mis cuentas... Son demasiados.
Explica John degollando a otro.
-Algo no cuadra... Espero que Togam este bien, pero parecen no
acabar, los demás chicos se han refugiado en los camiones, lo bueno es que son
gruesos y no pueden hacer ni un rasguño. Pero nos estamos cansando mucho. Dice
Juria disparando una revolber.
-Tiene razón, Paty esta tomando un descanso... Pero Togam sigue
disparando, y Brun aún no regresa, Vel esta atrás, solo estamos nosotros tres.
Dijo John empuñando su arma y haciéndola girar.
-Será que... ¿Dos grupos de estas cosas se juntarán?
Pregunto Jey, John y Juria quedaron helados al escuchar eso. Pero
una voz inquietante y persistente en su tono los hizo volver, era Albert.
-¡Vaya, hasta que se dan cuenta, se tardaron mucho!... Espero que
no mueran, se han juntado tres grupos, dos de saltamontes y una de
escorpiones... ¿No es cierto Togam?!
-Ese maldito. Dijo Jey entre dientes apretándolos.
-¡¿Es acaso una prueba o una broma mala?!
Grito John enfurecido.
-¡En parte ambas, pero no tengo porque explicarte nada basura!
Dijo Albert cortando el mensaje. Todos estaban enojados que
algunos saltamontes retrocedieron.
Para cortar un poco el momento de tensión el celular de John
suena, era Vel.
-¿Hola? Soy Vel... estoy detrás de los camiones, frenando a los
escorpiones con ayuda de Brun y su amigo, estamos bien.
-Me alegro, cuando acabemos aquí iré pata haya. Dijo John ya
aliviado y con un peso menos.
-Claro, ¿escuchaste lo de Albert?
Pregunto Vel algo serio.
-Si, es un grandísimo hijo de puta. Susurro John para que solo Vel
lo escuchara.
-Lo se, pero mejor hay que concentrarnos en esas cosas... Hablamos
después. Dijo Vel colgando casi al instante.
John se alivio un poco, dejando escapar aire de sus pulmones,
escucho el grito de una niña, un grito tan desgarrador que le rompería el alma
cualquiera, cuando giro vio como una de esas cosas estaba desmembrando el
brazo de una niña, de cabello negro y lacio. Gritaba y pataleaba, pero la
sangre salía finamente del brazo derecho, a John le ardieron los cachetes y
sintió nauseas al ver como la vida se le escapaba a esa pequeña niña entre
gritos y lagrimas.
Jey quedo impactada y solo le gritaba a Togam para que le
disparará, pero estaba muy ocupada aniquilando otros que intentaban acercarse a
ellos. Juria por su parte los cubría, perdida en un mar de ira empezó a
despedazar con su enorme hacha piernas, cabezas, tórax de los saltamontes.
John empezó a correr en dirección de ella, lo más rápido que podía,
lanzando su espada y encajando en un costado de la cabeza, el insecto dejo de
jalar y tiro a la niña, seguido de caerse.
John llego y empujo a otros jóvenes que quedaban paralizados por
semejante escena.
-¡¿Estas bien?! ¡Responde!
Gritaba John, mientras contemplaba a la niña ensangrentada y el
brazo sujetado por algunos cuantos músculos.
-G-gracias...
Decía una voz triste, apagada, gentil y aguda... La niña.
-Gracias...
Repetía mientras John pedía a gritos alguien que la auxiliará.
Pero nadie respondía, solo peleaban dando la espalda a la niña que necesitaba
de ayuda.
-Es mi hermana. Dijo un niño titubeando desde la ventana enfrente
de la escena.
-Mi hermana salió a distraer a esas cosas, para alejarlas de aquí... Todo porque tenía miedo.
Comentaba el niño con la mirada baja, los ojos tapados por una sombra y frotaban lagrimas, pequeñas y frágiles como un cristal, amargas y llenas de dolor, como dicen. Las lagrimas son diez porciento agua... Noventa porciento sentimiento.
-Mi hermana salió a distraer a esas cosas, para alejarlas de aquí... Todo porque tenía miedo.
Comentaba el niño con la mirada baja, los ojos tapados por una sombra y frotaban lagrimas, pequeñas y frágiles como un cristal, amargas y llenas de dolor, como dicen. Las lagrimas son diez porciento agua... Noventa porciento sentimiento.
-No.... Se preocupen... Cuida a mi hermano... Por favor. Dijo la
niña hasta que finalmente cerró los ojos, y dejo de respirar. Los ojos
esmeraldas desde la copa de un árbol apreciaban todo... Cobijado por una
capucha que flotaba por el aire, mascullo algo.
-No será en vano.
-Adentro del camión. Dijo John con un tono amable, y una sonrisa
seca hacía el niño, este se sintió un poco mejor, y empezó a llorar, siendo
llevado por los otros niños para meterlo. John quito la sonrisa fingida que
tenía en la cara, tomó una enorme espada que estaba acomodada debajo del
cristal de la ventana. Y se puso en marcha.
Una espada doble larga y pesada, de color negro metálico, con
brillos blancos perla y grises fríos. La tomo con las dos manos, y con fuerza
comenzó a cargarla sin dificultad, la espada de un tamaño de un metro, con una
agarradera en medio de color azul y lo demás una sola hoja.
Jey se acerco mientras saltaba en las cabezas de los saltamontes
para consolar a John, que si bien no fue su culpa, estaba enojado y seguramente
se sentía culpable por no ayudar en nada... Según él.
Juria se acerco a él corriendo y cortando cabezas se reunieron con
él.
John nunca había morir a alguien, menos a una niña pequeña que
salió para que su hermano no tuviera miedo. Y ese joven alegre y bromista que
siempre reflejaban sus ojos, ahora no estaba... Sus ojos ennegrecidos de furia e
ira se dominaban de él, con el aire tenso y pesado, con olor a sangre, él no se
oponía.
Juria y Jey trataban de hablar con él;
-John, calma, no puedes tu solo con tantos de ellos, deja que te
ayudemos. Dijo Jey y siendo completada por Juria.
-Con esa arma, y con la trágica perdida que viste, estoy tan
enojada como tu, pero quiero que te calmes y nos dejes ayudarte.
-John, no creo que Vel quiera verte así. Dijo Jey sosteniendo la
enorme espada. Que le pesaba.
-¿Si?
Pregunto Juria con voz tranquila, más no abnegada del odio que
sentía en ese momento a todos los que estaban alrededor de ellos.
-¡Se acaban las balas!
Grito Togam, haciendo reaccionar a John, él solo logro decir.
-Acabemos... Con esas ¡cosas!
Y entre los tres tomaron el arma.
John sujeto con ambas manos el arma, con los ojos rojos cortaba
ferozmente los cuerpos de los saltamontes, dejándolos sin alguna extremidad o
sin cabeza, pateo el estomago de uno, le golpeo por debajo de la cabeza con su
codo y encajo la espada partiendo en dos el cráneo. Se dio la vuelta y aventó
el arma como si fuese una lanza llevándose a unos seis o siete por la cabeza.
Jey la toma y para no irse con la fuerza de trayectoria da varias
vueltas para detener la fuerza y maniobrar ágilmente el arma, y quitando los
cuerpos o exoesqueletos sin vida, haciéndolo girar cortaba y mataba a
incontable cantidad, hasta que por fin arrojo el arma por los aires, girando y
avanzando hacia arriba, Jey escucha el zumbido de alas que se acercaban a ella,
al darse la vuelta dispara con su armamento y atraviesa el ala derecha,
haciendo caer al saltamontes, ella se acerca y le aplasta la cabeza con su
bota.
Cuando aún estaba en el aire Juria salta sobre las cabezas y con
su pierna derecha salta apoyándose del borde de un camión, tomando el arma y
con una feroz sonrisa en cara, el aire flotando como si no hubiese gravedad, la
avienta fuertemente haciéndola girar, y cortando a varios se queda trabada en
la tierra, enseguida saca su hacha y hace lo mismo, mata a otros, cayendo con
una patada en la cabeza del último, los que fueron atravesados son divididos a
la mitad y caen de costado.
John la toma y la encaja en el centro del bosque.
Más tarde Albert con los niños, a solas y Togam con Juria
esperando afuera, se escuchan gritos, lloriqueo por parte de los infantes,
Togam trata de no escuchar pero los gritos logran conmoverla un poco y le
pregunta a Juria.
-¿Qué está haciendo Albert?
A lo que Juria le responde;
-Les esta enseñando a portarse bien. Entre dientes y con el seño
fruncido mira con inquietud el pasto limpio.
Cuando Togam se decide a preguntar algo más, Albert sale del
camión y les ordena;
-Qué nadie hable ¡¿De acuerdo?!
Tirando un cinto al piso y escondiéndolo debajo del camión.
Juria y Togam asienten con la cabeza, sin que dejaran ver sus
rostros consternados e incapaces de pronunciar alguna palabra.
Juria sigue a Albert, pero Togam se queda observando las estrellas
del cielo, algunas brillantes como joyas siendo resaltadas por luces que las
lucen y dejan ver su encanto, otras no tanto y parecen focos a lo lejos que
iluminan el cielo obscuro y extraordinario.
Cuando están lo suficientemente lejos Juria como Albert, ella da un vistazo al interior, y ve a los niños tirados, con marcas en brazos, cara y partes de su cuerpo, entonces descubre que con el cinto, les golpeo hasta dejar algunos inconscientes. Con algunas líneas de sangre en el piso, moretones en las caras y los niños llorando se alejan de Togam, ella queda consternad.
Cuando están lo suficientemente lejos Juria como Albert, ella da un vistazo al interior, y ve a los niños tirados, con marcas en brazos, cara y partes de su cuerpo, entonces descubre que con el cinto, les golpeo hasta dejar algunos inconscientes. Con algunas líneas de sangre en el piso, moretones en las caras y los niños llorando se alejan de Togam, ella queda consternad.
Cuando sale saca el cinto y descubre que esta gastado, tiene
manchas de sangre y algunos rastros de piel.
En eso una niña sale y le pregunta;
-¿Quien eres?
Y la niña le responde;
-Soy Anny.
-¿Cómo es que no te ha pasado nada?
Pregunta exaltada Togam, y avienta el cinto por debajo del camión.
-Me escondí, ¿conoces a Vel?
Hablo tranquilamente Anny, y Togam asiente con la cabeza.-Cuida a
mi hermano.
Ya en la noche, dos horas después de lo sucedido, son retirados
los cadáveres, muchos. Según Albert contó cerca de noventa y seis, preparan
otra cena, en memoria dela niña.
Los adultos buscaron comida y frutas, los jóvenes tomaron una
ducha, esta vez, separados... La mayoría.
En el baño, esta John sin camisa enfrente del espejo, mirándose y
pensando en que cosas pudo haber hecho, segundos después cerró fuertemente los
ojos para no ceder ante las lágrimas.
Cuando no se da cuenta alguien lo toma por la cintura y lo rodea
con sus brazos, cálidos y fuertes, John abre apresuradamente los ojos para ver
quien era, Vel estaba con su cabeza recargada sobre la espalda de John,
rodeándolo con sus brazos, John se da la vuelta y la mira, con una mano sosteniendo
la barbilla de Vel.
-Escuche lo que paso... Lo siento, hubiera ido a ayudarte. Dijo
Vel mirando los ojos cristalinos de John, con un tono gris y con algunos
ligeros brillos y sombras que hacían dar la forma de un bello y pulido zafiro
azul grisáceo, pero con un brillo de vulnerabilidad.
-No te preocupes, no fue tu culpa.
-Ni la tuya. Dijo Vel metiendo sus dedos en el cabello amarillo y
desarreglado de John.
-Pero es que... Si por lo menos.
-Entiende, no fue tu culpa. No tienes porque culparte. Interrumpió
Vel, con una mirada segura pero amable.
John se quedo mirando algunos instantes a Vel, y agacha la cabeza
en el hombro de Vel.
-Nunca he visto morir a un niño. Admite John, mientras Vel puede
sentir la respiración de John en su hombro, y un líquido que toca la clavícula,
John estaba llorando.
Vel se queda unos instantes abrazando a John, pero John se levanta
y se limpia las lágrimas, acercándose a Vel.
-Gracias... Eres increíble. Dice John antes de tocar los labios de
Vel, ambos se besan por algunos instantes. Vel se quita sutilmente la camisa y
la deja en el piso, quitándose los tenis, y John quitando los cinturones de
ambos, se dejaban llevar unos momentos, pero John al tocar ligeramente a Vel,
este se aleja.
-Lo siento, no era mi intención llegar a eso ni que te sintieras
incomodo. Dice John mientras se disculpa.
-N-no tienes porque disculparte, solo quería consolarte, tampoco
era mi intensión llegar a algo… Así y tampoco me siento incomodo. Dice Vel
sonrojado.
-Entonces... ¿No te vas a bañar?
Pregunta John un poco apenado, siendo respondido por Vel.
-Si... Pero no hagas nada.
Y así ambos se desvisten y entran a la regadera. John abre el paso
del agua, mientras Vel se acomoda frente a John, y este lo abraza, Vel puede
sentir como los brazos de John lo rodean, cálidos y fuertes, empieza tomar con
sus manos las manos de John, el agua fría recorre el cuerpo de Vel y el de
John, Vel tranquilo se deja abrazar por el cálido aroma de John, y él siente satisfactoriamente
el cuerpo de Vel envuelto pos su cuerpo, John empieza a cercarse más y más
hasta que Vel siente algo y salta un poco.
-Te quiero. Le susurra John al oído de Vel.
...
-Y-yo... t-también. Dice Vel algo alterado y apenado.
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