miércoles, 8 de enero de 2014

Vivo por fuera y muerto por dentro XI

Capitulo 11- Compasión

-¡Anny! 
Grito Vel, pero Anny estaba tranquila. 
Cuando llego con Vel, ella esbozaba una sonrisa cálida, como si no hubiese sucedido nada.
-Anny, dime ¡¿Qué rayos haces aquí?!
Dijo Vel enojado y con un tono de preocupación.
-Lo siento, es que solo quería ayudar. Dijo Anny apenada y con un tono titubeante. Y Vel solo soltando aire.
-Regresa al camión, no te pongas en peligro. Recito Vel señalando su camión.
Anny con algunas lagrimas en sus ojos, se va corriendo aventando el arma al suelo, Vel no le pone tensión a eso y sigue señalando el camión indicando que se fuera para haya.
-¡Vel!
Grita alguien, Vel al escuchar su llamado volteando solo para notar que era John indicando los saltamontes enormes.
Con un exoesqueleto de color verde y café, de un tamaño descomunal, la cabeza llega a la cintura de un adulto y la mandíbula horrorosamente cubierta de sangre con unos pequeños colmillos, más no indefensos, y al final de su cuerpo, esta un aguijón del tamaño de un antebrazo.
Vel se queda inmóvil unos cuantos segundos, pero retoma la consciencia tras escucho otro grito.
-¡Vel rápido!
Era John, pero este se lanzo junto con Juria, Jey y Brun a esos insectos.
Vel se puso en marcha, agachándose y apuntando finamente, logro encestar cuatro balas en la cabeza de esas cosas, pero algo no cuadraba. Eran más de esas cosas.
En lo alto de los camiones estaban Paty y Togam. Togam apunta feroz y fuertemente, solo piensa en acabar con esto e irse a dormir. Y dispara bala tras bala destrozando los cráneos y extremidades de las bestias, dejándolas tiradas o asesinadas.
Paty respira profundo y tensa un poco los músculos, levanta los brazos con los hilos colgando de ellos, en ese instante abre los ojos y hace una vuelta, empieza a maniobrar las manos con ciertos pasos, y va levantando lentamente los hilos hasta lanzarlos fuertemente y atravesando a las cosas que saltan y tratan de volar, Paty se va cansando poco a poco, ya que los movimientos son muy complejos y ponen  prueba su equilibrio. Un error, y caerá.
-Eres fuerte. Dice Togam recargando y con una mirada inexpresiva.
-Ah... Gracias por el cumplido. Le responde Paty con una sonrisa pero se esta quedando exhausta.
-Dime, ¿Cómo te llamas?
Pregunta Togam apuntando y disparando unas dos balas.
-Paty, el tuyo es Togam ¿no?
Dice Paty jalando los hilos para hacer una ola de hilos y cortar efectivamente a los insectos.
-Si. Responde Togam mientras dispara sin espacios.
-Eres muy inexpresiva, ¿por qué?
Pregunta Paty azotando el otro pie contra el camión para no caerse.
-Es que solo acato ordenes... Nada más. Dice Togam mirando extremadamente a Paty y dejando de disparar al oír la pregunta.
-¡Púes eso no esta bien! Tienes que sonreír. Habla Paty y se pone en postura. -Te ayudare a expresarte mejor.
-Gracias, pero no- Siendo interrumpida por Paty
-Pero claro que si, después de esto iremos por comida. Comento Paty entre dientes empapada por el sudor.
De la nada un insecto aparece de atrás y se levanta para arrancarle la cabeza a Paty, pero ella no tiene la velocidad para restarlo con los hilos, además, esta muy cerca.
Pero Togam le revienta una bala en la cabeza con una pistola sencilla que saca de su bolsillo.
Paty queda por un momento inmóvil, pero regresa la cabeza para darle una sonrisa a Togam, de inmediato empieza a moverse levantando los hilos y ponerlos en marcha como finas espadas flotando el aire siendo manipulas por una hechicera.

Togam sigue disparando con una cálida sonrisa y se percata que ya no tiene balas dentro del arma, por lo que se da la vuelta para tomar más, pero queda impresionada al ver que ya no tiene nada, y al girar la cabeza al campo de batalla se percata de que son más de los que había dicho Albert.
Quizás haya sido una sorpresa de mal humor que les jugo, o simplemente quería ponerlos a prueba. Al final y al acabo es el líder.
Se levanta y saca la pistola.
-¿A donde vas?
Pregunta Paty moviéndose más lento para poder hablar.
-Me he quedado sin balas, necesito ir por más. Tengo la pistola de mano, no te preocupes. Le responde Togam y deja a Paty tranquila. Salta desde lo alto hasta el piso rodando para detener el impacto se levanta y dispara eficazmente derribando a los insectos que le aparecen delante, ella tiene que dirigirse al camión de las mujeres donde están las balas de su rifle.
Corre y dispara sin alguna expresión en su cara, pero algo la detiene en su trayecto.
Un escorpión de un metro y medio la derriba, saliendo por debajo de unos arbustos que ella no noto, trata de levantarse pero es empujada por otro escorpión que sale del mismo arbusto.
Si esta pelea fue una broma de Albert, es una muy mala broma.
Si es una prueba, ha sido muy drástico.
Togam dispara y logra derribar a uno, ya que son protegidos por una coraza que impide el avance de las balas. Pero se queda sin balas, y al levantarse y tratar de correr, es detenida por un tercero que aparece por un costado del camión, ella queda seria... Pero siente como el miedo se va apoderando de ella, aprieta los dientes para no gritar y perderse en el abismo de la incertidumbre, retrocede hasta la pared de metal frío del camión, intenta alejarlos con patadas pero estos, son persistentes. Hasta que por fin grita.

-¡Brun!
Él escucha el grito y deja a Jey atrás, corriendo en busca de la voz que la llama, sabe quien grito.
Juria queda extrañada y gira para ver la posición donde se encontraba, pero no esta hay. Trata de huir, pero hay mucho, demasiados.

Togam patalea tratando de alejar las cosas, pero estos la toman con sus pinzas de las piernas y la arrastran. Togam puede ver los ojos de diferentes tamaños encima de ella, negros y brillosos, como cerezas azules de un tamaño horripilante.
Pero uno de ellos cae sobre el piso, y otro gruñe, el que sostenía a Togam del pie, se aleja y trepa a un árbol. Togam logra notar que el escorpión que cayo, tiene un enorme orificio en medio de todos los ojos, y el que gruñe sangra de la garra izquierda y cuelga débilmente la otra.
Este se estremece y levanta su aguijón en dirección de Togam, pero ella esta preparada para esquivarlo, con la mirada seria y frunciendo dobla las rodilla preparándose para saltar.
El escorpión desciende su aguijón y Togam salta para un lado y corriendo en dirección es este, el arma que atentaba a ella se encuentra atrancado en el suelo, y ella aprovecha esto para tirarle la pinza que colgaba, el escorpión grita pero lo patea en la mandíbula haciéndolo tambalear y siendo atravesado por grandes fusibles y dejándolo tirado, con enormes agujeros en el cráneo, cola y tórax de este.
Togam gira en dirección de quien disparo y logra ver un individuo tapado por una sombra intensa de los árboles, escondido en estos resalta un cañón, una KSVK 12.7.
Este dispara en dirección de ella, Togam se agacha y gira, solo ve la punta del aguijón reventado, el escorpión gruñe y lloriquea, eso parece, pero este se lanza a Togam abriendo las pinzas para cortar a Togam, siendo frenado por las balas es llenado de fusiles, quedando tendido sobre el suelo.

-¡¿Estas bien?!
Grita el individuo que esta en el árbol, este se deja caer y corre en dirección de Togam, ella inmóvil mí con ojos abiertos, que reflejan el cielo azul como aguamarina.
-Si... Gracias. Dijo Togam impresionada.
Era un joven, de alta estatura, fuerte y con músculos, cabello amarillo como el oro algo  largo, que tapaba los oídos y llegaba un poco abajo de la nuca  y ojos amarillo verdoso como el crisoberilo recién pulido, piel blanca y con algunas pecas en las mejillas. Con un chamarra negra abierta, una camisa azul marino marcaba algunos músculos, jean's roto de las rodillas y unos tenis blancos. Togam y el joven se quedaron mirando por un largo momento, Togam apreciaba sus ojos amarillos y sombras verdes, que mostraban la gente tan alegre y gentil que es.
-Oh... ¿Cómo te llamas?
Pregunto Togam apartando la mirada hacía el suelo y sonrojada como un tomate.
-Mi nombre... Es Jeim Enric. Dijo el joven encogiéndose en hombros.
-¡Togam!
Interrumpió una voz familiar, ambos voltean y encuentran a Brun.
-¿Qué paso? ¿Jeim? ¿Qué haces aquí?
Pregunta Brun cansado por la gran corrida que hizo, Togam se acerca abrazar a Brun, y Jeim le explica;
-Estaba probando el arma que encontré en la parte inferior del camión, y después de algunos disparos logre dominarla, pero cuando escuche un grito de auxilio voltee y vi que Togam estaba rodeada por tres escorpiones, si ni fuese porque no encontré espacios libres donde ponerme, no la hubiera salvado, estando en un árbol con un arma tan pesada, me sorprende no haberme caído.
-Es cierto, el me salvo. Admitió Togam separándose. -Bueno... yo lo venía por unas cuantas balas, no es nada más. 
-Pero... 
Dice Jeim mientras Togam corre en busca de balas, Jeim y Brun se quedan mirando unos cuantos momentos, y después de ríen.
-Linda chica. Dice Jeim.
-Si, es muy bonita y linda. Admite Brun.
-Cuídala. Dice Jeim al oído de Brun, este se aleja y ambos regresan a sus posiciones.

Al frente de la pelea, Jey, Juria y John pelean con los saltamontes, teniendo cuidado de no ser rasguñados por sus aguijones de atrás.
-Son muchos... He matado veintiséis. Dice Jey respirando cortadamente.
-Yo veinticinco. Juria habla apartando cadáveres para no caerse.
-Treinta y nueve... Pero según mis cuentas... Son demasiados. Explica John degollando a otro.
-Algo no cuadra... Espero que Togam este bien, pero parecen no acabar, los demás chicos se han refugiado en los camiones, lo bueno es que son gruesos y no pueden hacer ni un rasguño. Pero nos estamos cansando mucho. Dice Juria disparando una revolber.
-Tiene razón, Paty esta tomando un descanso... Pero Togam sigue disparando, y Brun aún no regresa, Vel esta atrás, solo estamos nosotros tres. Dijo John empuñando su arma y haciéndola girar.
-Será que... ¿Dos grupos de estas cosas se juntarán?
Pregunto Jey, John y Juria quedaron helados al escuchar eso. Pero una voz inquietante y persistente en su tono los hizo volver, era Albert.
-¡Vaya, hasta que se dan cuenta, se tardaron mucho!... Espero que no mueran, se han juntado tres grupos, dos de saltamontes y una de escorpiones... ¿No es cierto Togam?!
-Ese maldito. Dijo Jey entre dientes apretándolos.
-¡¿Es acaso una prueba o una broma mala?!
Grito John enfurecido.
-¡En parte ambas, pero no tengo porque explicarte nada basura!
Dijo Albert cortando el mensaje. Todos estaban enojados que algunos saltamontes retrocedieron.
Para cortar un poco el momento de tensión el celular de John suena, era Vel.
-¿Hola? Soy Vel... estoy detrás de los camiones, frenando a los escorpiones con ayuda de Brun y su amigo, estamos bien.
-Me alegro, cuando acabemos aquí iré pata haya. Dijo John ya aliviado y con un peso menos.
-Claro, ¿escuchaste lo de Albert?
Pregunto Vel algo serio.
-Si, es un grandísimo hijo de puta. Susurro John para que solo Vel lo escuchara.
-Lo se, pero mejor hay que concentrarnos en esas cosas... Hablamos después. Dijo Vel colgando casi al instante.
John se alivio un poco, dejando escapar aire de sus pulmones, escucho el grito de una niña, un grito tan desgarrador que le rompería el alma cualquiera, cuando giro vio como una de esas cosas estaba desmembrando el brazo de una niña, de cabello negro y lacio. Gritaba y pataleaba, pero la sangre salía finamente del brazo derecho, a John le ardieron los cachetes y sintió nauseas al ver como la vida se le escapaba a esa pequeña niña entre gritos y lagrimas.
Jey quedo impactada y solo le gritaba a Togam para que le disparará, pero estaba muy ocupada aniquilando otros que intentaban acercarse a ellos. Juria por su parte los cubría, perdida en un mar de ira empezó a despedazar con su enorme hacha piernas, cabezas, tórax de los saltamontes.
John empezó a correr en dirección de ella, lo más rápido que podía, lanzando su espada y encajando en un costado de la cabeza, el insecto dejo de jalar y tiro a la niña, seguido de caerse.
John llego y empujo a otros jóvenes que quedaban paralizados por semejante escena.
-¡¿Estas bien?! ¡Responde!
Gritaba John, mientras contemplaba a la niña ensangrentada y el brazo sujetado por algunos cuantos músculos.
-G-gracias...
Decía una voz triste, apagada, gentil y aguda... La niña. -Gracias... 
Repetía mientras John pedía a gritos alguien que la auxiliará. Pero nadie respondía, solo peleaban dando la espalda a la niña que necesitaba de ayuda.
-Es mi hermana. Dijo un niño titubeando desde la ventana enfrente de la escena.
 -Mi hermana salió a distraer a esas cosas, para alejarlas de aquí... Todo porque tenía miedo.
Comentaba el niño con la mirada baja, los ojos tapados por una sombra y  frotaban lagrimas, pequeñas y frágiles como un cristal, amargas y llenas de dolor, como dicen. Las lagrimas son diez porciento agua... Noventa porciento sentimiento.
-No.... Se preocupen... Cuida a mi hermano... Por favor. Dijo la niña hasta que finalmente cerró los ojos, y dejo de respirar. Los ojos esmeraldas desde la copa de un árbol apreciaban todo... Cobijado por una capucha que flotaba por el aire, mascullo algo.
-No será en vano.

-Adentro del camión. Dijo John con un tono amable, y una sonrisa seca hacía el niño, este se sintió un poco mejor, y empezó a llorar, siendo llevado por los otros niños para meterlo. John quito la sonrisa fingida que tenía en la cara, tomó una enorme espada que estaba acomodada debajo del cristal de la ventana. Y se puso en marcha.
Una espada doble larga y pesada, de color negro metálico, con brillos blancos perla y grises fríos. La tomo con las dos manos, y con fuerza comenzó a cargarla sin dificultad, la espada de un tamaño de un metro, con una agarradera en medio de color azul y lo demás una sola hoja.
Jey se acerco mientras saltaba en las cabezas de los saltamontes para consolar a John, que si bien no fue su culpa, estaba enojado y seguramente se sentía culpable por no ayudar en nada... Según él.
Juria se acerco a él corriendo y cortando cabezas se reunieron con él.
John nunca había morir a alguien, menos a una niña pequeña que salió para que su hermano no tuviera miedo. Y ese joven alegre y bromista que siempre reflejaban sus ojos, ahora no estaba... Sus ojos ennegrecidos de furia e ira se dominaban de él, con el aire tenso y pesado, con olor a sangre, él no se oponía.

Juria y Jey trataban de hablar con él;
-John, calma, no puedes tu solo con tantos de ellos, deja que te ayudemos. Dijo Jey y siendo completada por Juria.
-Con esa arma, y con la trágica perdida que viste, estoy tan enojada como tu, pero quiero que te calmes y nos dejes ayudarte. 
-John, no creo que Vel quiera verte así. Dijo Jey sosteniendo la enorme espada. Que le pesaba.
-¿Si? 
Pregunto Juria con voz tranquila, más no abnegada del odio que sentía en ese momento a todos los que estaban alrededor de ellos.
-¡Se acaban las balas!
Grito Togam, haciendo reaccionar a John, él solo logro decir.
-Acabemos... Con esas ¡cosas!
Y entre los tres tomaron el arma.
John sujeto con ambas manos el arma, con los ojos rojos cortaba ferozmente los cuerpos de los saltamontes, dejándolos sin alguna extremidad o sin cabeza, pateo el estomago de uno, le golpeo por debajo de la cabeza con su codo y encajo la espada partiendo en dos el cráneo. Se dio la vuelta y aventó el arma como si fuese una lanza llevándose a unos seis o siete por la cabeza.
Jey la toma y para no irse con la fuerza de trayectoria da varias vueltas para detener la fuerza y maniobrar ágilmente el arma, y quitando los cuerpos o exoesqueletos sin vida, haciéndolo girar cortaba y mataba a incontable cantidad, hasta que por fin arrojo el arma por los aires, girando y avanzando hacia arriba, Jey escucha el zumbido de alas que se acercaban a ella, al darse la vuelta dispara con su armamento y atraviesa el ala derecha, haciendo caer al saltamontes, ella se acerca y le aplasta la cabeza con su bota. 
Cuando aún estaba en el aire Juria salta sobre las cabezas y con su pierna derecha salta apoyándose del borde de un camión, tomando el arma y con una feroz sonrisa en cara, el aire flotando como si no hubiese gravedad, la avienta fuertemente haciéndola girar, y cortando a varios se queda trabada en la tierra, enseguida saca su hacha y hace lo mismo, mata a otros, cayendo con una patada en la cabeza del último, los que fueron atravesados son divididos a la mitad y caen de costado.
John la toma y la encaja en el centro del bosque.

Más tarde Albert con los niños, a solas y Togam con Juria esperando afuera, se escuchan gritos, lloriqueo por parte de los infantes, Togam trata de no escuchar pero los gritos logran conmoverla un poco y le pregunta a Juria.
-¿Qué está haciendo Albert?
A lo que Juria le responde;
-Les esta enseñando a portarse bien. Entre dientes y con el seño fruncido mira con inquietud el pasto limpio.
Cuando Togam se decide a preguntar algo más, Albert sale del camión y les ordena;
-Qué nadie hable ¡¿De acuerdo?!
Tirando un cinto al piso y escondiéndolo debajo del camión. 
Juria y Togam asienten con la cabeza, sin que dejaran ver sus rostros consternados e incapaces de pronunciar alguna palabra.
Juria sigue a Albert, pero Togam se queda observando las estrellas del cielo, algunas brillantes como joyas siendo resaltadas por luces que las lucen y dejan ver su encanto, otras no tanto y parecen focos a lo lejos que iluminan el cielo obscuro y extraordinario.
Cuando están lo suficientemente lejos Juria como Albert, ella da un vistazo al interior, y ve a los niños tirados, con marcas en brazos, cara y partes de su cuerpo, entonces descubre que con el cinto, les golpeo hasta dejar algunos inconscientes. Con algunas líneas de sangre en el piso, moretones en las caras y los niños llorando se alejan de Togam, ella queda consternad.
Cuando sale saca el cinto y descubre que esta gastado, tiene manchas de sangre y algunos rastros de piel.
En eso una niña sale y le pregunta;
-¿Quien eres?
Y la niña le responde;
-Soy Anny.
-¿Cómo es que no te ha pasado nada?
Pregunta exaltada Togam, y avienta el cinto por debajo del camión.
-Me escondí, ¿conoces a Vel?
Hablo tranquilamente Anny, y Togam asiente con la cabeza.-Cuida a mi hermano.

Ya en la noche, dos horas después de lo sucedido, son retirados los cadáveres, muchos. Según Albert contó cerca de noventa y seis, preparan otra cena, en memoria dela niña. 
Los adultos buscaron comida y frutas, los jóvenes tomaron una ducha, esta vez, separados... La mayoría.
En el baño, esta John sin camisa enfrente del espejo, mirándose y pensando en que cosas pudo haber hecho, segundos después cerró fuertemente los ojos para no ceder ante las lágrimas.
Cuando no se da cuenta alguien lo toma por la cintura y lo rodea con sus brazos, cálidos y fuertes, John abre apresuradamente los ojos para ver quien era, Vel estaba con su cabeza recargada sobre la espalda de John, rodeándolo con sus brazos, John se da la vuelta y la mira, con una mano sosteniendo la barbilla de Vel.
-Escuche lo que paso... Lo siento, hubiera ido a ayudarte. Dijo Vel mirando los ojos cristalinos de John, con un tono gris y con algunos ligeros brillos y sombras que hacían dar la forma de un bello y pulido zafiro azul grisáceo, pero con un brillo de vulnerabilidad.
-No te preocupes, no fue tu culpa.
-Ni la tuya. Dijo Vel metiendo sus dedos en el cabello amarillo y desarreglado de John.
-Pero es que... Si por lo menos. 
-Entiende, no fue tu culpa. No tienes porque culparte. Interrumpió Vel, con una mirada segura pero amable.
John se quedo mirando algunos instantes a Vel, y agacha la cabeza en el hombro de Vel.
-Nunca he visto morir a un niño. Admite John, mientras Vel puede sentir la respiración de John en su hombro, y un líquido que toca la clavícula, John estaba llorando.
Vel se queda unos instantes abrazando a John, pero John se levanta y se limpia las lágrimas, acercándose a Vel.
-Gracias... Eres increíble. Dice John antes de tocar los labios de Vel, ambos se besan por algunos instantes. Vel se quita sutilmente la camisa y la deja en el piso, quitándose los tenis, y John quitando los cinturones de ambos, se dejaban llevar unos momentos, pero John al tocar ligeramente a Vel, este se aleja.
-Lo siento, no era mi intención llegar a eso ni que te sintieras incomodo. Dice John mientras se disculpa.
-N-no tienes porque disculparte, solo quería consolarte, tampoco era mi intensión llegar a algo… Así y tampoco me siento incomodo. Dice Vel sonrojado.
-Entonces... ¿No te vas a bañar?
Pregunta John un poco apenado, siendo respondido por Vel.
-Si... Pero no hagas nada.
Y así ambos se desvisten y entran a la regadera. John abre el paso del agua, mientras Vel se acomoda frente a John, y este lo abraza, Vel puede sentir como los brazos de John lo rodean, cálidos y fuertes, empieza tomar con sus manos las manos de John, el agua fría recorre el cuerpo de Vel y el de John, Vel tranquilo se deja abrazar por el cálido aroma de John, y él siente satisfactoriamente el cuerpo de Vel envuelto pos su cuerpo, John empieza a cercarse más y más hasta que Vel siente algo y salta un poco.
-Te quiero. Le susurra John al oído de Vel.
...

-Y-yo... t-también. Dice Vel algo alterado y apenado.

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