Capítulo 25- Conflicto antes de la velada.
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n la cocina gris, con piso brillante color blanco perla, paredes
azul pálido pastel, el refrigerador metálico, la ventana en medio de la gran
habitación dejaba pasar los pocos rayos de luz que se esparcían en el piso y
paredes. John estaba lavando algunas frutas, desde las manos hasta los codos
tenía agua y Vel cocinaba cuatro platos diferentes, todos sin descuidar,
completando un sabor con otro, ya tenía las empanadas listas, llenas de frutas
rojas; fresas, cerezas, manzana roja o todas juntas. Estaba preparando un
espagueti delgado, suave y con trozos de salami freído un poco desde antes. Una
crema de varias verduras estaba calentándose, tenía zanahoria, brócoli y unas
cuantas especias para darle mayor sabor. Cocinaba lentamente un platillo nuevo,
con carne de res, verduras, limón y muchas especias. El último espacio estaba
una masa, no estaba encendida ni nada, solo estaba haciendo un poco de espacio
ya que en la mesa de alado estaba decorando una tarta.
Cubierta de chocolate,
con pedazos de menta, fresas y más chocolate lo decoraban, solo faltaba poner
crema en algunos detalles. A Vel se le daba muy bien la cocina.
-Vaya, que duro. Comento
John.
-Pero que dices, solo
estas lavando cosas, no has cocinado ni ayudado ni nada. Le respondió el otro.
-Que malo.
-Bueno, mejor vete a
bañar, en una hora todo estará listo. Dijo Vel.
-Será lo mejor, ¿y tú?
Pregunto John.
-No te preocupes dejo la
comida lista y me voy a bañar, para regresar a servirles a todos. Respondió
Vel.
-Me parece bien, ¿te
ayudo en algo más?
-No, solo falta poner
crema a la tarta, bueno sorbo un poco de masa y terminar de hacer el espagueti.
Dijo Vel.
-Bueno, te ayudo a poner
la crema. Sugirió John.
-No, estoy bien. Dijo
Vel un poco arrogante.
-¿No quieres que te de
crema?
-No, hay suficiente para
el chocolate.
-¿Seguro qué no quieres
de mi crema?
Insinuó John.
-¡Calla maldito
pervertido!
Exclamo Vel alejándose y
tomando la crema como protección. Él pensaba que quizá eso le ayudaría, pero
tenía cierta duda.
-Cálmate. Dijo John acercándose.
-No ¡espera! Exclamo Vel
apretando la crema, quedando sobre la cara de John.
-No... Es manzana.
Bromeó el otro.
Unos instantes de
silencio lleno el cuarto, siendo ahogado por las risas de ambos.
-Eres malo con los
chistes. Dijo Vel.
-Como digas. Comento
John arqueando los hombros. Se acerco y lo tomó ligeramente por la cintura y lo
acerco a su pecho. -¿Me ayudas a limpiarme?
Vel lo miró a los ojos,
mostraban algo diferente, algo que nunca había visto en la mirada de John,
expresaba algo nuevo. Seguido de un momento de observar su cara bien formada,
sus labios finos como las estatuas griegas, sus ojos diamantinos, su cabello
alborotado color oro, y la sonrisa segura, le besó.
-Solo te ayudo cuando
acabe. Bromeó Vel apartándose sutilmente de los brazos de John y regresando a
la mesa con la mesa restante, tomó una servilleta y se la extendió. -Toma,
límpiate con esto.
John mantuvo esa sonrisa
y el tomo, luego le regreso con un poco de crema en los labios y la compartió
con Vel, con un pequeño beso que fue creciendo.
-Hola hermano. Dijo casi
gritando una voz pequeña y chillona.
John y Vel se apartaron
rápidamente, y Vel giró la cabeza para observar de quien era la algo conocida
voz.
-No quería
interrumpir...
Dijo la pequeña niña.
-Anny...
John dio una zancada y el
abrazo. -Hace mucho que no te veo, tantas cosas.
-No te preocupes, yo
también te extraño. Dijo ella regresando el abrazo.
-Dime, ¿Cómo te ha ido?
¿Tienes amigos?
Pregunto Vel emocionado,
Anny ignoro ligeramente la cabeza y observo a John.
-Hola. Saludo ella.
-¿Quién eres?
-Hola, mi nombre es
John. Saludo John.
-Un placer. Agradeció la
niña, Vel se levanto y al cargo sobre sus brazos.
-Vaya Vel, sigues siendo más fuerte que yo. Dijo ella.
-Sí, gracias.
-Bueno, yo me iré a
bañar, te dejo Vel, un el placer es mío Anny. Dijo despidiéndose John y
desapareciendo por la puerta café de madera.
-Hermano, eres...
John vacilo un poco pero
respondió.
-Mira, John es mí...
Mi... Pareja.
-Lo entiendo. Dijo ella
sin pena y completamente normal. -Mientras tú seas feliz hermano.
-Gracias, nunca pensé
que lo tomarías tan normal Anny.
-Ya lo sospechaba.
Platicaron un buen rato,
sobre cómo le había ido, como estaban y sus nuevos amigos.
-Anny ¿extrañas a mamá?
Pregunto temeroso Vel.
-Un poco, pero pienso
que esta mejor que nosotros, además aún te tengo a ti. Respondió ella girando
la cabeza a un lado.
-Tienes razón, ¿qué te
parecería si me ayudas a cocinar?
-¡Por supuesto!
Respondió el infante.
-Tengo un poco de masa,
¿qué quieres hacer?
-¡Macarrones!
-Oh ya veo, claro.
-Hay chocolate, es
perfecto.
-Tienes razón.
Después de tomar la masa
y aplastarla, entre juegos y risas cocinaban macarrones, Anny le preguntaba
cómo conoció a sus amigos, a John en especifico, y él como ha estado tras las
ordenes extremistas de Albert, pero eso no los desanimaba, en cambio los
animaba y los alegraba más, Anny tenía una risa peculiar, cuando se reía mucho
daba un sonido similar al de los cerdos y Vel se atragantaba de risa, dejándola
en silencio pareciendo fingir reír... Pequeñas galletas de colores pastel
crujientes por fuera pero muy suaves por dentro, y en medio chocolate sobrante;
blanco, normal y obscuro.
En sí no son los
macarrones, pero es lo que hay, le decoraron con unas cuantas pizcas de azúcar
en medio y huevo en la superficie para hacer que brillarán, los dejaron en un
plato profundo color blanco de porcelana que hacía un juego perfecto de colores
pálidos y una base blanca pura. La hora se había convertido en veinte
minutos, y Vel tenía que irse a bañar.
-Bueno, será mejor irme.
Dijo Anny limpiándose las manos llena de harina y chocolate.
-¿Por qué no te quedas a
comer esto?
Pregunto Vel.
-No, cocinaste para
ellos, no para mí. Dijo ella.
-No importa, a final de
cuentas, sobrará comida y sería un desperdicio. Quiero que mis amigos te
conozcan, quiero pasar un buen rato, ¿sí?
Insistió él.
-Está bien. Acepto ella
con una gran sonrisa. -Entonces me iré a cambiar, nos vemos en un ratito.
-Sí. Aseguro él y Anny se
fue casi corriendo, su sedoso cabello se elevaba como hilos y listones, ahora
era más largo, tanto que le llegaba por debajo de la cintura, brillante como el
reflejo de sol en el agua. Su cabello era café, ¿se lo habría teñido? Tan
pequeña.
Vel guardo todo lo sucio
y lo dejo tendido en el lavabo, limpió el desastre que habían dejado, y dejo a
llama muy pequeña la comida, para que no se enfriará ni quemará.
Cuando fue a su cuarto
no estaba John, no estaba en el baño tampoco, no le tomo mucha importancia ya
que estaba muy apurado, tomo una camisa, un pantalón de mezclilla y unos bóxer
negros con bordes azul marino, unos calcetines azul obscuro y su toalla.
Se metió al baño y abrió
la regadera, el agua salpicaba sus pies, se comenzó a desvestir, primero la
camisa llena de polvo o ingredientes, luego los jean's dejándolos caer en el
piso, luego los zapatos y al ultimo los calcetines, quedando en bóxer se acerco
a sentir que tan caliento o fría estaba el agua, se los quitó en un instante y
entro al agua caliente, perfectamente placentera. Cuando termino de bañarse se
puso la toalla en su espalda, y comenzó a secarse.
Cuando termino se miró
al espejo, no estaba seguro de hacerlo con John, él tenía una figura perfecta,
músculos marcados, una buena figura, un gran cabello y nos hermosos ojos. Vel
tenía miedo de que lo fuese a decepcionar, él se levanto y se observo
detenidamente al espejo: espalda un poco más ancha, los brazos más fuertes, el
abdomen marcado y su pecho igual. Las piernas más trabajas, cubriendo su piel
únicamente los bóxer de color negro, se miro a la cara, su cabello negro
alborotado y brilloso le llegaban un poco antes de los ojos, estaba más largo
desde la última vez que se vio detenidamente al espejo, sus ojos azules
brillaban de emoción. Sonrió y se vistió, estaba seguro de todo.
Cuando salió estaba
solo, no estaba ni Jey, ni Paty, ni nadie. Así que tomo ese tiempo para
preparar las cosas, se dirigió a la cocina y se encontró con Jey intentando
comer un poco de las comidas trabajadas y degustadoras que remolinaban la
cocina y humeaban calientes y recién preparadas.
-¿Qué intentas hacer?
Preguntó Vel seguro y un
tanto mofado, recargado sobre la puerta y con los brazos cruzados. Jey solo
saltó.
-¿Qué? Nada, no
intentaba hacer nada. Excusó ella.
-Claro. Dijo Vel con un
tono sarcástico chistoso.
-Bueno, no le digas a
nadie. Jey caminó alejándose entre algunos saltos hacia atrás de la mesa.
-Está bien, pero ayúdame
a llevar todo esto haya. Vel se reincorporo y tomo algunos platos blancos.
-Claro. Dijo
entusiasmadamente ella tomando otros platos más.
Uno para él, otro para
ella, más para Paty, Brun, Juria, Togam, Eric, Jeim y John contó Jey. Pero Vel
tomo uno más.
-¿Para quién es?
Pregunto ella.
-Para mi hermana,
también va a venir. Contesto alegre él.
-¡Genial!
Exclamó ella. -Me parece
perfecto.
-Sí, bueno creó que son
todos. Termino él de poner platos con su respectiva comida: un plato hondo de
crema, alado un plato con el espagueti, una pequeña empanada al otro lado y por
último el plato nuevo acompañado de un vaso refrescante de limón. Cada plato en
el lugar que debe de estar.
Uno a uno empezó a
llegar, primero Paty, Togam con Brun, Jeim, y así hasta llegar a último John
con Anny.
-Hola. Saludaron alegre
y despreocupadamente ambos.
Saludaron todos. Pero
Vel fue quien quedo con media palabra sin decir en la boca, se quedo
impresionado enormemente por la vestimenta de ambos. Anny un vestido rosa
pastel con flores y detalles blancos que dejaban ver hermosa la figura
infantil, unos zapatos negros brillantes, calcetas blancas, grises mejor dicho
y por último su cabello suelto, sin peinar ni codiciar una bella reputación por
su cuerpo cabelludo lo dejo así nada más, estaba hermosa y presentable, hizo
una reverencia como saludo cordial.
John llevaba un traje,
negro y una camisa blanca, lo sacó de un armario en el sótano, aún con la bolsa
que lo cubría de plástico transparente, estaba nuevo, con zapatos igual de
formales, sin corbata ni chaleco, solo el saco negro abierto dejando ver la
camisa blanca pegada al pecho de John, un pantalón igual, su cabello estaba aún
húmedo, más no mojado, alborotado como una tormenta amarilla y sus ojos, sus
bellos ojos impactaron a todos: tan penetrantes, tan abrumadores y tan
detallistas relucían. Vel, él solo se sonrojo un poco.
-Pero mira que horas son
estas de llegar. Bromeó Brun.
-Si verdad. Regresó John
acomodándose alado de Vel.
En la mesa estaban
sentados en círculo, todos presentables. John y Vel se miraron a los ojos por
un instante, ambos notaban algo diferente en el otro. Algo fascinante.
-Por último, dejaré esto
aquí. Jey se acerco con el plato de macarrones y los puso al centro de la mesa
redonda, de colores pasteles los ojos de todos se maravillaron, o por lo menos
la mayoría, Juria y Togam quedaron en duda sin saber que eran.
-¿Qué es?
Pregunto Juria.
-Son dulces, como
galletas más no lo son. Contestó Paty.
-Es cierto, los prepare
yo mima. Los ojos iluminaban enormemente como joyas, los ojos de Anny.
Cuando estaba por
sentarse en su lugar, un lugar para ella, una voz de lo profundo se escucho.
-¿Y quién es esa pequeña
mocosa que está sentada reconfortadamente en mi lugar?
-Disculpa. Dijo Anny.
-Cómo escuchaste mocosa.
Recito la voz, la voz chillona, la voz de Shpan. -Muévete.
-No. Se reusó Anny.
-Que te muevas mocosa. Ordenó
secamente Shpan alterando un poco a Vel.
-No, perra. Termino
Anny.
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