viernes, 7 de febrero de 2014

Vivo por fuera y muerto por dentro XXI

Capitulo 21- Dudas


T
ogam y Brun dejándose llevar por el momento azotaron contra la pared, luego contra otra puerta hasta regresar a la puerta del departamento de Brun, Togam giró la perilla y entraron contra la primera cama Togam cayó de espalda dejando a Brun encima de ella y quemándose entre besos, ella lo aparto un poco.
-No Brun... Esto es...
Siendo cortada por los besos de Brun que quemaban los labios de Togam pero le encantaban.
-Brun... Basta. Dijo Togam, Brun paro pero ella con sus ojos pedía más, y decidió acercarlo más.
El ambiente estaba cargado de pasión, de amor, Brun le besó ligeramente en el cuello hasta la clavícula, y luego regresó a la boca, se levanto y Togam quedo con las manos rodeándole el cabello, este extendido en la cama, Brun se sentó ligeramente en su cintura y levanto sus manos para quitarse la camisa blanca y dejando sus músculos color canela al descubierto, su abdomen y su pecho marcado. Brun regreso agachándose a besarle, Togam por su lado lo abrazo con sus brazos, y dando una voltereta Togam quedo arriba, tomó la mano de Brun y la fue deslizando suavemente hasta llegar a su seno derecho, Brun empezó a tocar delicadamente, después apretó ligeramente, y empezó a rosar con la yema del dedo estrepitosamente su cintura con la otra mano, Brun estaba sumergido en ello, y Togam igual. Hasta que sintió algo en la entrepierna de Brun, se estremeció un poco, pero conforme lo iba besando le daba naturalidad, y con su mano fue moviendo los dedos delicadamente por el abdomen, hasta que bajo sus manos a su cinto, el cual desabrocho Brun, pero retomando la conciencia se levanto.
-Brun, no podemos... No estoy lista. Dijo tímidamente.
-Pero hace unos momentos lo estabas. Contradijo Brun.
-Lo sé, pero fue por el momento... Lo siento. Explico, acabando eso salió de la habitación.
-¡Espera Togam!
Exclamo Brun al tiempo que Togam salía rápidamente.

Pasando eso Togam se calma y llega tranquilamente con los demás.
-¿Qué paso? ¿Y Brun?
Pregunto Juria.
-Ya viene. Dijo Togam desviando la mirada.
-¡Togam espera!
Llega exclamando Brun siendo observado por todos con una mirada inquietante, a excepción de Jeim que no lo mira ni por un segundo.
-¿Qué pasa?
Pregunta Paty confundida.
-Nada, no pasa nada... Bueno, ¿Y para qué me necesitaban?
Pregunta Brun acercándose a Juria.
-Púes, para que veas estas hermosuras. Dice Juria al tiempo que levanta sutilmente la cobija negra que cubrían las armas.
Para la sorpresa de todos, son nuevas; Una lanza de doble filo larga y pesada con el mango de color negro para John, un arco amplio con potenciador con flechas de materiales variados para Brun, una espada europea capas de dividirse en dos y un mango de cuero artificial adherible a la piel para su manejo sofisticado usado por Jeim, un par de guantes protectores fabricados para Paty, una espada de esgrima larga y flexible pero hecha para doblarse y estirarse a dos metros para Eric, una guadaña del tamaño de una hacha y capas de estirarse para hacer una hoz majestuosa para Juria. Para los demás era un rifle M1918 re-configurado para disparar al doble y bañado en un color carmesí metálico para Togam, para Jeim una hermosa Cheytac M100 de color plata, y un cuchillo debajo del cañón, y una Dsr-1 para Vel, de color negro y líneas grises que le daban una apariencia elegante, pero estaba una extra, XM500 de color verde.
-¿De quién puede ser esta?
Pregunto Juria extrañada.
-Mía, respondió una chica, todos giraron a ver quién era.
Cabello negros ondulados, piel morena como chocolate, ojos turquesa con brillos azul marino, una figura ligeramente más abundante que las demás, una blusa negra, una falda azul y botas negras como las de Jey estaba en la puerta, con la sonrisa marcada como el gato de Alicia en el País de las Maravillas.
-¿Quién eres?
Pregunto Jey, siendo respondida velozmente por la otra.
-Soy Shpan, soy francesa y vengo de parte de Albert.
¿De parte de Albert? ¿Cómo?
-Imposible, Albert me hubiera informado antes. Gruño Juria.
-No me interesa, ¿por qué crees que les dio esas armas nuevas?
Interrogo la Shpan.
Juria quedo en silencio y este reinaba en la habitación, pero Vel hablo.
-Si bienes de parte de él, ¿para qué?
-No lo sé, solo me envió a decirle que será mejor que se preparen, una cosa se acerca y dice que los necesita listos a la de ya, según me ha contado llegará en unas seis horas. Dijo ella acercándose meneando sus caderas hasta la mesa y tomar el arma. -¿Lo están?
-Perra. Fue lo que pensó Jey.
Shpan lamió la punta de la pistola insinuando algo, al tiempo que les decía.
-Seré su apoyo, me necesitarán. 
-No es cierto, estamos perfectos sin ayuda especialmente si proviene de Albert. Dijo Jeim.
-No lo creó. Susurro sutilmente ella acercándose a Brun. -Vaya morenazo que tenemos aquí.
-¡Aléjate!
Exclamó Togam empujándola.
-¿Togam?
Preguntaron Brun y Jeim al mismo tiempo, girando la cabeza para observarse cada quién, pero eso no duro más que unos cuantos segundos y después de eso regresaron la cabeza. Togam estaba sonrojada pero aún estaba mirando fijamente a Shpan.
-Vaya perra, no te metas en mi camino ¿vale?
Le dijo ella acercándose lentamente.
-Y sí no, ¿qué?
Respondió la otra.
-Calma chicas, primero, no puedes hablarle así como se te antoja a nadie. Dos, si estás diciendo la verdad púes no tenemos más que hacer caso. Tres, necesitamos saber a qué nos enfrentamos. Argumento Vel.
-Está bien. Acepto de mala gana Shpan. -Es una enorme masa, al parecer es una mutación muy avanzada de las bestias que parecen gatos.
Al escuchar esto todos se quedaron impactados.
-¿Qué tan avanzados?
Pregunto John.
-Bueno, su habilidad de regenerarse es de tres veces mayor, son dos, el doble de tamaño, y su inteligencia es cinco veces mayor, digamos que es una máquina genio para mutilar. Explico con una sonrisa Shpan.
-No me jodas. Murmuró Brun.
-¿Estás hablando en serio? 
Pregunto con la voz quebradiza Paty.
-Sí, lo juro. Dijo Shpan.
-Mierda... Necesitamos su ayuda. Dijo Vel, pero todos se quedaron en silencio imaginando la bestia en sus mentes.
-¿Qué tan rápida es?
Pregunto Jeim.
-Digamos que con su olfato detecto nuestra presencia desde tres ciudades atrás y nos viene siguiendo desde hace cuatro otras. Termino de explicar ella.
-Esa cosa es muy rápida. Comento Jey.
Seguido de eso fueron afuera a entrenar con sus nuevas armas, todos menos Shpan, que se encontraba en la habitación lujosa de Albert, con paredes blancas de color perla, cortinas rojas de ceda largas, una pantalla enorme, una mesa de cristal en medio, en la pared de atrás una cama enorme circular, con dos puertas, una a cada lado de la televisión, una llevaba al baño brilloso de marfil, con una bañera de un blanco tan puro igual que el lavabo, y el escusado que en esa época, era raro. La otra llevaba a una pequeña sala con su propia cocina.
Albert estaba de pie observando por la enorme ventana que acaparaba toda la pared derecha, la vista era hermosa, el sol apenas aparecía, el cielo era azul y violeta con ligeras líneas difuminadas de tonos naranjas y amarillas, los árboles quedaban a unos dos pisos más abajo, eran verdes y enormes, con algunos huecos que dejaban ver las cavidades oscuras del bosque, algunos techos de edificios cercanos, y la neblina se apartaba y aparecía sin algún ritmo lógico, solo aparecía para disminuir la vista y ver el gris solitario y frío que reflejaba desde su interior, o desaparecía para deslumbrar la vista.
-Es hora que te levantes, faltan cinco horas para que llegue esa cosa. Dijo Albert cubriéndose con una bata gris.
-Es cierto. Dijo una voz femenina pero familiar. -Es solo que después de eso, solo me queda decir que eres un monstruo. 
-Me alagas, pero mejor vístete y sal. Dijo Albert.
-¿Qué, no te gusta verme desnuda?
Pregunto esa misma voz, la silueta se levantaba entre las sabanas, solo se contemplaba una figura obscura contra luz, cabello hasta la cintura y alborotado, sin alguna ropa puesta.
-No es eso, si levantas sospechas, te mato. Dijo Albert cerrando las cortinas.
-Entiendo. Dijo la voz femenina, y la luz solar desenmascaro la sombra de la cara morena, y con una sonrisa en cara, era Shpan.

Siendo ya más tarde, con dos horas antes de la llegada, todos habían estado entrenando exhaustivamente con sus nuevas armas, para lograr dominarlas perfectamente, luego fueron llamados por Albert.
-¡Muy bien asquerosos mocosos, los reuní a ustedes por el simple hecho de qué ustedes no son tan inútiles, y quizá logren vencer a esa cosa, si mandará a alguien más seguro moriría en el simple intento de escapar!
Levantando un poco el ánimo.
-¡Pero igual, quiero que acaben con esa cosa antes de que llegue a nosotros, por eso los enviare a una zona amplia donde puedan luchar fácilmente, podrán llevar sus armas viejas si quieren, pero no mueran! Y otra cosa, ¡Si ganan pueden quedarse con esas armas, pero antes tomen un baño y coman, en una hora saldremos!
Retirándose ferozmente, todos regresaron a sus cuartos rápidamente, algunos se bañaban mientras otros comían, y así se turnaban, mientras Albert hablaba a solas con Shpan.
-Yo se que dejaste a propósito ropa de Vel en esa ciudad, ¿no?
Pregunto ella.
-Correcto, quiero ver que tanto dura. Respondió el otro.
-¿Y cómo me vas a mantener callada?
Pregunto ella.
-Dime la razón. Dijo él.
-También se que Togam y Juria son provisionales ¿no?
-Sí, ¿qué más?
-Bueno, púes también sé que esa cosa fue una creación tuya. Respondió ella precipitadamente.
-¡Vaya, me sorprendes!
Exclamo él.
-Gracias. Agradeció ella dando una reverencia.
-Pero, ¿cómo te mantendré callada?
Se preguntaba así mismo.
-No sé, dime tú.
Agrego ella.
-Ya se, te mantendré con la boca ocupada.
Propuso él minuciosamente.
-Me parece bien. Dijo ella agachándose a la entrepierna de Albert con la lengua afuera saboreado algo.

Cuando estaban listos, todos subieron a un camión, el cual los llevaría al lugar donde les indico Albert. Y así fue, el lugar quedaba a cuarenta minutos del edificio, a las afueras de Chernóbil, les daría veinte minutos para acomodar todo, llevaban las armas nuevas y las viejas, esa cosa sería un gran problema. Y en el camino, John se acerco a Vel.
-Tranquilo, yo te protegeré, nada malo va a pasar.
Calmó John.
-Gracias. Se limitó a decir Vel, nervioso y preocupado, ¿Qué pasaría si no lo lograba? ¿Qué sería de su hermana pequeña? Esas preguntas le comían la cabeza y las manos le sudaban.
-Sabes, quiero verte confiado. Dijo John tomando la mano sudorosa de Vel.
-¿Crees que lo logremos?
Pregunto temeroso Vel.
-Pero por supuesto, además... Quiero preguntarte algo.
Dijo John.
-¿Qué pasa?
Pregunto Vel.
-¿Crees que esa cosa nos mate?
Pregunto ahora temeroso John.
-Puede que sí, pero no dejare que nos mate antes de...
Cortando la última palabra.
-¿Qué ibas a decir?
Pregunto John inquieto.
-Es solo que, bueno, quiero pedirte un favor. Comento Vel.
-Dime. Respondió pacientemente John.
-Cuando regresemos, ¿podemos hacerlo?
Pregunto Vel sonrojado completamente, como tómate.
-Ah vaya... No pensé que lo fueras a pedir, pero si estás listo, claro.
Respondió también un poco sonrojado John, pero regresando besó a Vel para calmarlo.

¿Por qué? Quizá porque esa misión fuese suicida, o tal vez no. No lo saben

No hay comentarios:

Publicar un comentario