Capitulo 23- Propuesta
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a bestia se levantó en dos patas y con sus otras patas delanteras
se cubría la cara, su cuerpo era atravesado por las balas de Jey, pero cuando
estas se acabaron Jey trato de recargar lo más rápido, pero fue embestida por
la cola de la inmensa quimera que en un instante estaba posad por detrás de
ella. Jey fue sujetada por la bestia, reincorporándose tomando su par de
cuchillos del tamaño de su antebrazo corrió al centro, siendo sorprendida por
la extensa cola blanca y rosada, pero fue esquivada elegantemente con un salto hacia
atrás, Jey tomó la cuchilla derecha y la encajó en el medio, la bestia se
detuvo unos cuantos segundos pero los suficientes para que Jey lograra tomarla
por la cabeza y con su otra cuchilla, levantar el cráneo dejando la delgada
capa de carne que protegía el cerebro, con mucha fuerza la sangre recorrió la
cara de la bestia hasta por debajo de la mandíbula, que gritaba de agonía
generada por dolor y empapaba la de Jey con un sonrisa satisfactoria pintada en
la cara, su cabello se empapó en color rojo obscuro, casi metálico y su mechón
azul se transformo en un morado temporalmente, empapando el cielo de rojo, la
bestia la tomo con la pata y la arrojo lejos, chocando contra el piso y
quedando inconsciente en el suelo verde y rojo.
Paty se levantó y amarró
con los hilos, cortando las capas gruesas de hueso, enojada y con el
sentimiento de venganza reinando en su corazón, apretaba cada vez más y más,
hasta el punto que el ojo casi revienta. Pero se detuvo al darse cuenta que
ella también se estaba haciendo daño, sus manos sangraban, la bestia aprovecho
eso para golpearla con su cola contra un árbol, el impulso fue detenido tenuemente
por los hilos, aún así choco contra el café tronco.
-Jey. Dijo débilmente
Paty tratando de arrastrarse para llegar a ella.
Jey no se movía, el
monstruo se recupero ligeramente, lo suficiente para acercarse a Paty y casi
aplastarla con su peso, pero Brun y Juria lo detuvieron cortando el área de las
cotillas, dejando salir unos cuantos chorros carmesí del cuerpo, Juria tomo su
segunda arma y la encajó profundamente en la espalda, siendo alejada por un
pequeño empujón de la bestia, Juria no tenía miedo, estaba decidida a vencerla
pero, ¿cómo?
La oreja intacta fue
rebanada por una flecha, una flecha negra y suave de Brun, no llevaba mucho
practicando con el arco, pero eso había logrado distraerla su atención, tomo su
arma y comenzó a golpear sus bases, su piernas. Golpeo su mandíbula, casi fue
mordido pero saltó a tiempo de llegar hasta atrás y poder derribarle una pata
para que perdiera el equilibrio.
Eric llego en su ayuda
con sus dos espadas, rebanando y mutilando por completo la otra, entre golpees
profundos y fuertes no sintió cuando estaba en el piso, igual que Brun, se
habían olvidado de su cola, esa cosa aún se movían, pero no podían hacer nada,
estaban exhaustos y sus piernas no daban más, además de que Brun se había
lastimado la pierna derecha.
La cosa tampoco se podía
levantarse tardaría mucho para recuperarse, así que cayó rendida, y parecía
estar muerta, era un bulto de carne, carne roja con huesos rotos y estaba
completamente inmóvil, estática.
-Al fin. Susurro Togam.
-Ayuden los que estén bien.
John, Vel, Jeim y ella
ayudaron a los demás, todos estaban conscientes, menos Jey, y eso no era nada
bueno.
John se acerco a la
bestia y pateó la cabeza, diciendo tenuemente:
-Me alegra, ¡me alegra
que estés muerto!
Pero con la última
palabra la quimera roja levando el parpado y su ojo se poso en su cara, su
cabello se reflejaba en la pupila, igual que en toda la cara. John gritó para
avisar, pero la cosa se levanto en sus piernas delanteras y con la cabeza
empujo a John contra un pequeño barranco, no muy alto, cuando mucho un metro,
John no podía levantarse, su mano estaba rota y su espada quedaba lejos, la
bestia se acercaba con sus fauces abiertas de par en par, los gritos de John no
se escuchaban, la tierra y los trozos de árbol rotos tapaban todo orificio por
donde escapará el más mínimo sonido.
La bestia había planeado
acorralar a alguien, quizá no ganaría pero se llevaría a alguien, ¿esa era toda
su inteligencia? Quizá exageraron, su gran masa era abrumadora, y su
inteligencia era sorprendente en un cuerpo así pero, no era un genio.
John trataba de escapar,
pero la pierna le lastimaba cada vez más, cada segundo pasaba, cada paso que
daba, cada gota de sudor y de sangre, cada latido, estaban contados.
Vel ayudando a cargar a
Jey se percato de John, y de la enorme cosa, así que dejo a Jey en un asiento,
tomó una pistola y corrió en dirección donde estaba el cuerpo.
Pensaba muchas cosas,
pero ninguna era muy buena.
Cuando encontró el
agujero se dejó caer, era frío y un poco húmedo, fangoso y pegajoso. Cuando
llego hasta John, la cosa estaba a unos escasos metros de él, levanto una pata
y se preparó para cortar en dos a John.
-¡NO!
Exclamó Vel y John al
mismo tiempo, la quimera perdió la razón un instante, Vel tomo la ventaja y
comando el cuchillo de Jey de la cola, subió por la espalda, y encajo la hoja
de metal gris y un bellísimo colegie en su ojo abierto como plato, la bestia
dejo escapar un grito ahogado, vació, como si no hubiera voz alguno, solo una
vibración. La bestia trato de quitarse de encima a Vel, pero él fue rápido y
acuchilló la espina dorsal con el arma de Juria, dejando paralizada a la
bestia, ya no se podía mover, ni regenerarse, estaba acabado ahora sí.
-Vel...
-Calma, aún no acaba.
Terminó Vel sacando el arma.
Una bella pistola negra
y brillosa apuntaba al cerebro medio descubierto, apunto y temblando un poco,
disparó una vez, dos veces, tres, cuatro y luego cinco, hasta seis.
La sangre no salía
mucho, pero para estar seguros, Vel tomo la guadaña y decapito la cosa, sin
mancharse la camisa, termino con eso, después quemó la cabeza, cuando todos
estaban ya en el camión, pero antes de eso, John platico en ese agujero con
Vel.
-John, te ayudaré. Dijo
Vel.
-Vel me salvaste,
gracias. Comento John tratando de ponerse de pie.
-Oye, despacio.
Recomendó Vel mientras ayudaba a John.
-Te quiero. Al mismo
tiempo besó a Vel. -Sabes, pude haber escapado, no fue más que una maldita rama
que me atoro el pie.
-¿Es enserio?
Pregunto enojado Vel.
-Sí. Dijo sonriente
John.
Vel al escuchar esto,
dejó caer a John.
-Espera. Dijo John.
-Eres un tonto. Murmuro
Vel.
-Sí ¿por?
-Eres un gran
tonto.
-Sí, a mucha honra.
-¡Eres un grandísimo
idiota!
Dijo Vel regresando a
abrazar a John, quien también le respondió.
-Sí, pero soy tu tonto.
Le susurro en el oído a Vel, quién empezó a dejar caer lagrimas corriendo por
su cara, resbalando por sus mejillas.
Ya en el camino, Jeim
manejo, Togam y Vel ayudaban a los demás, Brun, Eric y Juria estaban dormidos
como piedras en el mar, Paty estaba platicando con Jey quien estaba en sus
cinco sentidos, y John, estaba más que dormido. Recogieron todas las armas y se
dirigían al punto de encuentro con Albert, Shpan estaba en el baño, ella solo
ayudo unos momentos, no quería dar la cara. Y hablaba con él por un radio.
-Lo lograron, ahora
tienes que cumplir. Dijo ella confiada.
-¡Cállate! Lo sé
perfectamente, pensé que no lo lograrían. Admitió Albert.
-Púes ya ves. Contradijo
ella.
-Sí púes ojala lleguen a
sanos, si no me sirven. Dijo Albert en
voz baja.
-Mira, todos están
vivitos y coleando, están completos y ninguno murió. Explico ella al mismo
tiempo que se limpiaba las uñas con una navaja suiza.
Cuando llegaron, todos
los llevaron a sus recamaras, John con Vel para cuidarlo, Juria estaba con
Togam, Paty con Jey, Brun, Eric y Jeim compartían el cuarto, Brun y Jeim
parecían haber superado todo, eso era mejor. Todos tomaron un baño, y durmieron
profundamente, con sus nuevas armas luciendo brillantes en sus roperos. Shpan
estaba practicando con un juego de agujas contra un árbol, y logró lucir una
libélula en el tronco lleno de grietas.
Enojada, cada vez
encajaba más profundo las puntas de metal blanco, y no podía sacarse de la
cabeza la imagen de esa cosa enorme a punto de matar a Paty, era horripilante.
Albert comía un elegante
platillo de pescado en salsa de champiñones, el vapor salía y el jugo de
naranja se posaba refrescante sobre su mesa.
En la noche, cuando
todos estaban en sus cinco sentidos, decidieron hacer una pequeña fiesta entre
ellos, hablaban de cocinar algo, que Vel cocinará.
-¿Es enserio?
Pregunto Vel nervioso.
-Sí. Respondieron todos.
-Pero... Necesitare
ayuda, además no hay ingredientes y no sé ni siquiera que vamos a comer.
Argumento en contra Vel.
-Tienes un buen punto,
pero ¿por qué no comemos un buen plato de crema, con algunas empanadas, una
deliciosa tarta y un café acompañado de vino? ¿Qué opinan?
Pregunto John seguro.
-Me encanta la idea.
Dijo Brun.
-Perfecto. Siguió Jey.
-Será delicioso. Comento
Paty mirando a su hermano.
Todos estaban encantados
con la idea, bueno todos a excepción de Vel.
-Pero... Necesitare
ayuda.
-Yo me apunto. Dijo
Brun.
-Yo igual. Le acompaño
Togam.
-Gracias, pero pensaba
en que John me ayudará. Comento Vel.
-¡¿Qué?! ¡¿Yo?!
-Sí, ¡Tú!
-Es injusto. Se rehusó
John.
-La vida es injusta.
Contradijo Vel.
-Bien, pero no se
cocinar. Admitió él.
-Púes siempre hay una
primera vez para todo ¿no?
-¿Ah sí?
Pregunto insinuando algo
John.
-¡Cállate maldito
pervertido!
Gritó Vel.
-¿Qué?
Pregunto Jey.
-Nada, nada. Termino
Vel.
-Está bien, en un rato
nos vemos vale. Habló Togam, y todos estuvieron de acuerdo.
-Brun te encargas de los
ingredientes, yo me encargo de cocinar ¿sí?
Le pregunto gentilmente
Vel.
-Claro. Dijo él.
-Togam ayúdale con las
bebidas. Se dirigió a ella esta vez.
-Sí no te preocupes.
Dijo ella.
-Tú, ven conmigo. Vel
miró a John, quien miraba confiado.
-Sí señor.
Todos se dirigieron a
eso, y estando viendo que había en la nevera y cajones, John le pregunto a Vel:
-Dime, ¿qué paso con lo
dé?
-¿Qué cosa?
Pregunto Vel.
-Ya sabes. Dijo John.
-Púes, ya llegará... Es
algo....
No termino de decir al
ver la mirada de John, prendida como una llama que vive por años y no se
apagará durante décadas aún siendo heladas tormentas.
-Te espero. Dijo John al
tiempo que abrazaba cariñosamente a Vel.
-Gracias, pero quiero
hacerlo. Dijo seguro Vel, pero segundos después quiso tragarse es palabras.
-De acuerdo, seré
cuidadoso. Susurró John.
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