domingo, 6 de julio de 2014

Abismo- Cap 6

Capítulo 6- Sesión

E
l aire se volvía pesado, frío y cargado de impaciencia. Ambas armas apuntando a la cabeza del otro, Shpan sonrió.
Hola, mi nombre es Shpan y es un gusto.
Buenas noches Shpan, mi nombre es Mar.
Shpan bajó el arma y se acerco a Mar caminando de una manera rara, dejando mostrar más sus caderas.
Mar bajó el arma, pero seguía teniendo precaución, Vel no podía pensar en qué hacer, disparar, calmarse… Su cabeza daba vueltas, intentaba ver cuál era la opción más viable, pero sus sentimientos le decían algo diferente, muchas cosas y no sabía a cuál hacerle caso.
Shpan se acercaba y dejaba caer el arma, ajustándose la camisa hacia abajo, apretando sus senos.
Soy nueva… Y no sé a dónde ir… ¿Me ayudas? M-a-r.
Shpan estaba luciendo su figura y cada vez estaba más cerca, hasta estar frente a frente.
Mar…
Vel seguía sin reaccionar. Mar no mostraba algún sentimiento de intriga o diversión. Solo sonrió, y Vel apuntó sin darse cuenta.
Shpan estrujaba sus pechos, y Vel al no soportarlo apuntó con el dedo en el gatillo.
Mar ahora parecía estar entretenido.
Shpan estaba lográndolo, y Vel no esperaría un segundo más, pero fueron sorprendidos por la acción de Mar. Quién con el borde de su arma insinuaba a volarle los sesos, con el cañón por debajo de la mandíbula, Shpan no pensaba que sucedería eso.
¿Pero qué?
Shpan no creía eso.
No soy de esos, perdona.
Mar estaba sonriendo, había usado la seducción contra ella misma, para atraerla y luego tenerla a su merced.
Vel no creía nada.

Lamento decirte que tampoco puedes matarla, quedará como rehén en el cuarto sólo. Shpan, tus modales tan descuidados y “seductores” no son la manera de ganar armas.
Shpan estaba enojada, furiosa. Sacó una navaja pero fue paralizada doblándole la mano lo suficiente para dejar caer el arma.
No, tampoco puedes hacerme nada, ahora. Camina.
Mar hizo caminar a Shpan con el arma en la cabeza. El otro seguía arrodillado, pero los dos pararon en seco y Mar dijo:
Será mejor que les digas quien apareció, parece que se conocen desde hace mucho. No quiero que le hagan nada, mañana nos encargaremos todos, por ahora, buenas noches.
Y siguió.

Después de unos minutos, Vel se levantó y se dirigió a los cuartos, llamando a todos uno por uno. Los reunió les contó.
Shpan está aquí, estaba saqueando cosas…. Yo y Mar la encontramos, trato de insinuarle a Mar pero quedo atrapada en sus propias trampas.
¡Esa puta!
Gritó Jey.
¡¿Dónde está?!
Dijo Juria levantándose.
Tranquilos, Mar dijo que la tendría bajo llave en el cuarto solo.
Él sabía que iba a llegar.
Susurró Eric.
No, únicamente la conserve porque sería donde tendríamos qu guardar ropa, comida extra y así. Pero no tenía idea de la existencia de esa promiscua.
Mar estaba recargado en la pared atrás de todos.
¡No puede quedarse!
Exclamó Paty.
No estoy diciendo que vaya a quedarse, solo que por ahora estará confinada allá.
Mar estaba serio.
Por ahora, ¿cierto?
John se levantó.
Correcto, por ahora. Mañana decidiremos qué hacer.
La calma de Mar alteraba más a los demás, sin embargo sabían que tenían que acatar las órdenes.

Joder, ¿quién se cree que es?
Shpan estaba furiosa, encerrada y sin luz, su cuarto solo tenía una cobija en el suelo, una silla, sus cosas amontonadas y un pequeño traga luz por encima de ella.
Mi cuerpo es perfecto… Seguro es gay. Nadie puede resistirse a mi desorbitante cuerpo.
Habla sola, palabra tras palabra, y todas llenas de odio y rencor a Mar. Hasta que se decidió dormir, en un sueño forzado quedo tumbada sobre la cobija.

De noche, cuando las sombras dominaban el horizonte, donde la penumbra amenazaba comerse los cuerpos. Las bestias se adentraban en su tan enigmática ruta, los vivos, los que dormían en lo alto de los árboles inquietos, tenían sus armas cerca, aproximándolas para cualquier imprevisto. John con Vel. Paty, Juria y Cat en el mismo cuarto, Paty dormida tranquila mientras Cat y Juria descasaban derribadas sobre el suelo con un gran chipote en cabeza. Jey y Togam no tenían quejas, pero ambas inseguras. Jeim y Eric hablaban de estupideces, cosas sin sentido alguno, Are estaba abrazando una almohada, dormido con su pelo revuelto. Brun estaba inseguro de compartir cama con Mar, pero hasta cierto punto, se acostumbraría.

Por la mañana, los chicos estaban impacientes por saber el destino de la chica.
Reunidos en la sala de piso traslucido, decidirían todo. Mar, Cat, Are y Vel, en medio Shpan.
La plática empezaría.
Bien, ¿qué le aremos a la chica?
Preguntó juguetón Mar.
Podemos unirla, podemos usarla como mascota.
Dijo Cat, la otra chica con escuchar eso los músculos se contrajeron y tenía miedo de ella.
Podemos dejarla a su suerte, siempre es una opción no ayudar a todos.
Opinó sin rodeos Are. Quien no dejaba de ver a Shpan.
Me agradan ambas ideas, sería bueno tener un sabueso. La pregunta es: ¿tendrá sangre para ser un sabueso? Digo, sangre de perra, sí tiene.
Mar esta vez, recito las últimas palabras tranquilo, saboreando el tacto de sus labios para manipular esas palabras.
Maldito bastardo.
Shpan estaba enojada con ese comentario, intentó atacarlo, pero la fuerza y velocidad de Cat fueron bastante para ella, en un segundo estaba sobre el suelo con la cabeza en el piso.
Guarda silencio, estas en una auditoria no abras la boca hasta que te lo digamos.
Cat se divertía, y reía.
Cat, gracias, por favor regresa a tu asiento.
Mar extendió su mano ofreciéndole el asiento, Cat enseguida regresó.
Bien, entonces… ¿Qué opinas Vel? De las dos opciones y proporciona una.
Él tenía la sangre hirviendo, solo quería ver muerta a esa persona.
Bien, creo que lo más inteligente sería matarla o dejarla a su suerte. Mi idea es matarla.
Esas tan fuertes palabras, decían mucho de él, pero, a la vez no. Ese sentimiento era expresado de la mejor manera. Desconocía esa manera de expresarse, no era suya, o no lo era.
Bien, no es tan mala idea, la tendremos en mente.
Mar calmado no se sorprendió por aquella propuesta. Vaya, que ser tan raro.
Mi propuesta, es simple. Mantenerla como una mascota, pero no hablo de correas y ese tipo de cosas, sino, de entrenarla como nuestra aliada, pero de hacer algo indebido la castigaremos de de una manera fuerte. Y no tiene nada que ver con algo erótico.
Aclaró.
Me gusta la idea.
A Cat le llenaba de alegría aquella posibilidad.
No es para nada mala, sólo que tendremos cuidado.
Fue claro lo que dijo Are.
Por supuesto, ¿qué te parece la idea?
La pregunta llenaba de silencio el cuarto, Vel tenía que responder.
Pues… Me simpatiza, pero no puedo dejar este sentimiento.
¡Oh! No te preocupes por ello amigo, puedes desquitarte.
Mar estaba alegre de repente.
Todos se alejaron, pero Mar sujeto a Shpan del cabello y la dejo mirándola en dirección de Vel.
Haz lo que te parezca correcto.
Las palabras de Mar eran liberadoras, tenía la libertad de hacerle lo que quiera, pero… ¿Qué quería? ¿Sería capaz de matarla en ese cuarto?
Se acerco lo suficiente, y con el brazo lleno de fuerza, pensó ¿Valía la pena hacer eso, en ese momento, sólo para sentirse bien?
Los segundas se iban gastando, uno tras otro. Hasta que un fuerte golpe resonó, la mano de Vel  fue detenido por la cara de Mar.
Bien… Gracias por dejarme salir de un aprieto.
Dijo Vel mientras Mar se limpiaba la sangre de la nariz.
No te preocupes amigo, fue la mejor opción. Muy bien hecho.
Las palabras sonaban reconfortantes. Aprobatorias.
Vel estaba desahogado, pero no fue contra Shpan. Sino contra Mar. ¿Por qué?
No te preocupes, no fue grave ni mu fuerte, sanará en unas cuentas horas.
Mar estaba con una gran sonrisa.
Ese golpe dejo liberar la absurda idea de vengarse, algo que no iba a su estilo. Vel se había dejado ir, pero de la mejor manera, Shpan era mala… Pero no era su deber hacerla pagar.
Ese pensamiento fue suficiente para que Vel perdonara a Shpan.
Perdón, no tenía que ser así.
No hay cuidado, sabría que no le harías nada. Esas palabras no son de ti, es más, me atrevo a decir que el golpe que en diste no fue para desquitarte de ella, sino de ti mismo… Cierto.
No preguntó, afirmó Mar. Y seguido dijo:
Pueden bajar, todo paso.
En seguida los demás bajaron por el orificio del techo, él había tenido en cuenta que los demás no podrían esperar.


Ambos se dieron la mano.

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